Entrar en la barrera de los 40 no supone para la mayoría de los trabajadores ningún drama. Más allá de lo bien o mal que se siente cada uno a la hora de cumplir años, esa edad debería ser sinónimo de experiencia. Esto se cumple en el caso de Jens Gerhard Lehmann, un hombre que sin embargo ha encontrado trabajo otra vez en una de esas profesiones donde su fecha de nacimiento del DNI suele ser sinónimo de retirada.
Marketing y espectáculo. Los dirigentes de los Miami Heat hicieron un esfuerzo importante el pasado verano para juntar a LeBron James y Chris Bosh junto a Dwayne Wade en el parqué del American Airlines Arena. El equipo más 'galáctico' de la NBA echaba a andar y Micky Arison se frotaba las manos: los abonos para los dos próximas temporadas ya estaban vendidos, a pesar que la 2010/2011 aún está en el aire.
Pero en esto del deporte, inversiones y resultados no van siempre de la mano. Con dos partidos más jugados que Boston y Chicago, los Heat están terceros de una conferencia Este en la que el título va a estar más reñido que nunca. El equipo de Erik Spoelstra (algunos piensan que Pat Riley sigue dirigiendo desde la sombra) ha dejado grandes dosis de espectáculo esta temporada, pero desde el punto de vista colectivo, el juego de los de Miami ha dejado bastantes dudas.
Como muestra, valga el partido de la pasada madrugada ante Oklahoma Thunder. Westbrook, Durant y compañía se llevaron el triunfo de Miami en un partido en el que todos los jugadores de los que dispuso Scott Brooks aportaron como mínimo tres puntos. Enfrente, un equipo que sobrevivía con los coletazos de calidad de sus tres mejores hombres. James firmó 19 puntos, dos menos que Wade y Bosh, pero estas estadísticas disfrazan un dato muy ilustrativo: entre los tres miembros del 'Big Three' realizaron 59 tiros de dos, por los 19 que sumaron sus ocho compañeros.
Cuando la inspiración se alía con James, Wade y Bosh, los Heat tienen mucho ganado, pero cuando sus muñecas no están finas como sucedió ayer (8/21 de James y 7/21 para Wade en tiros de dos), los de Miami parecen condenados a la derrota. El tiempo y la dureza de los 'play-offs' dirán si esto es un lastre muy pesado como para adornar con un anillo un proyecto tan glamouroso.
En una época en la que la globalización se ha extendido hasta las entrañas del fútbol, decir que un club inglés basa parte de sus aspiraciones en el acierto realizador de un delantero mexicano no suena nada extraño. Su presentación no estuvo rodeada de tanta expectación como la de sus predecesores en el puesto de ariete del Manchester United, pero a estas horas Alex Ferguson debe estarse frotando las manos. Javier Hernández, más conocido como 'Chicharito', ha dejado en mal lugar a aquellos que pensaban que necesitaría un periodo de adaptación a la Premier League.
Sus 16 goles en lo que va de temporada, entre todas las competiciones, han colocado a Ferguson ante un verdadero dilema. Por un lado, el escocés puede contar con Dimitar Berbatov, quien lleva 19 goles en esta edición de la Premier League, pero por otro asiste con incredulidad a los registros asombrosos de 'Chicharito', quien ha hecho nada menos que 10 goles en los 20 partidos de Liga que ha participado.
Hablar de Javier Hernández es hacerlo de un '9' clásico. Su capacidad para el desmarque y para rematar desde cualquier posición hacen de él un delantero llamado a estar en boca de todos en los próximos años. En Old Trafford está confirmando todo lo bueno que se hablaba de él en el 'rebaño sagrado' de las Chivas de Guadalajara.
Ante el Olympique de Marsella, en un partido con cierta trampa, 'Chicharito' salió al rescate de los suyos con un repertorio de sus cualidades: primero apareciendo en boca de gol para enviar a la red un centro-chut de Rooney y después para dar tranquilidad a los aficionados en una jugada en la que tira un desmarque que es medio gol. Del resto de sus goles con la camiseta del United destaca una cosa: casi todos son al primer toque, sólo en tres de ellos (ante Valencia, Wigan y Wolverhampton) necesitó dar más toques al balón. Esa cualidad, la del gol, hace que el United tenga en su poder un verdadero diamante.
El primer Masters 1000 de la temporada tenística ha comenzado con fuerza y con varias sorpresas. David Ferrer, Ivan Ljubicic (ganador de la pasada edición) o Andy Murray han hecho las maletas a las primeras de cambio, mientras que algunos jóvenes han empezado a llamar a la puerta con fuerza. Se trata de Ryan Harrison y Donald Young.
Estos dos jóvenes estadounidenses han sido los responsables de algunas de las sorpresas más sonadas de la primera ronda. Donald Young ya ha dicho adiós tras caer ante Tommy Robredo por 6-0 y 6-4, pero este joven zurdo dio un verdadero recital ante Andy Murray. Sus potentes golpes, poco ortodoxos pero muy efectivos, dejaron al número cuatro del mundo fuera del torneo. Entrenado por sus padres, en su día fue considerado el mejor tenista junior del mundo. Ahora, puede acceder al top-100 de la ATP.
No es muy distinto el caso de su compatriota Ryan Harrison. A sus 18 años va a suponer un soplo de aire fresco en el circuito. Lamentablemente, Guillermo García López puede dar fe de ello. Agresivo desde el fondo de la pista y muy descarado, Harrison se deshizo del tenista de La Roda superando diversos momentos complicados desde el punto de vista psicológico. Volea mal y tiene mucho carácter, pero su talento hace que los aficionados apunten su nombre con letras mayúsculas.
Las crónicas ya estaban casi cerradas. El Villarreal, plagado de suplentes, se traía un valioso empate de Leverkusen de cara a la vuelta de los octavos de final de la Europa League. Sin embargo, como en las grandes películas de suspense, lo mejor quedaba para el final.
Fue en los minutos finales cuando el destino le dio la razón a Garrido. Muchos ya esperaban con la pluma afilada para cargar tintas contra un entrenador que demostró que el modelo de juego está implantado ya en el club y que por encima de los nombres, lo que importa es el bloque. A algunos se les llena la boca hablando de rotaciones. Pues bien, teniendo en cuenta la plantilla del 'Submarino' y que en Liga anda inmerso en la pelea por la tercera plaza, si había un partido en el que se podía permitir un empate ese era el de Leverkusen.
El Schalke 04 puso punto y final a la andadura del Valencia en la presente edición de la Liga de Campeones. Se podría hablar del trabajo de Raúl, del salto cualitativo que ha dado Farfán en los últimos años o del gran guardameta que es Manuel Neuer. Sin embargo, si hay un jugador que se destapó en el encuentro del Veltins Arena ese es Mario Gavranovic.
La historia de este joven delantero nacido en Lugano es la de otros muchos como Ivan Rakitic: unos padres que emigran de la zona de los Bálcanes a finales de la década de los 80, cuando el clima político se encamina hacia el desastre de la guerra. Suiza, destino habitual de muchos europeos que buscaban ganarse la vida lejos de su tierra, fue el refugio de la familia Gavranovic.
En el país helvético, el joven Mario Gavranovic empieza a ganarse la vida en el modesto AS Vezia, un club de la región de Lugano, antes de dar otros pasos en el Team Ticino, conjunto que ejerce de filial del gran equipo de la zona, un FC Lugano donde se formó en su día Ottmar Hitzfield y cuya mejor época ya pasó.
Como al gran Hitzfield, a Gavranovic le esperaba un gran futuro en la vecina Alemania. Su trayectoria en Lugano, Yverdon-Sport y Neuchatel dejó una sensación clara: se trataba de un delantero joven, con trabajo y garra y que en todas y cada una de sus temporadas en Suiza había firmado la misma cantidad de goles, ocho. Ese dato, nada extraordinario, hizo que pasara desapercibido para la mayoría de ojeadores europeos, excepto para un Schalke que estos últimos años está teniendo muy buen ojo fichando a jugadores jóvenes como Moravek o Lewis Holtby.
Con la llegada a Alemania, los números de Gavranovic se dispararon: logró dos goles en cinco partidos con el equipo reserva de Gelsenkirchen. Felix Magath no lo dudó y le dio la oportunidad en el primer equipo. Con sólo cinco partidos en la Bundesliga, este internacional suizo sub-21 (aunque todavía puede decidir si juega por Croacia) se dio a conocer al gran público en el mejor escenario y ante su afición. Anotó el segundo gol de su equipo y estuvo a punto de hacer otro con una magnífica vaselina que se estrelló en el larguero. Su movilidad y capacidad de lucha fueron una constante en todo el encuentro. David Navarro y Ricardo Costa no olvidarán fácilmente su nombre, difícil de pronunciar pero sinónimo de fútbol: Mario Gavranovic.
Robin Van Persie sí estará en el decisivo Barcelona-Arsenal que se jugará mañana en el Camp Nou. El holandés ha entrado en la lista de 19 convocados que ha elaborado Arsene Wenger, a pesar de que en un principio se había especulado con su ausencia a causa de la lesión sufrida en la final de la Carling Cup.
El entrenador de los 'gunners' deberá dejar fuera de la lista a un jugador, por lo que pudiera suceder que finalmente Van Persie no se vistiera de corto. Sin embargo, el internacional holandés ha estado entrenando con el grupo este mismo lunes.
Lo cierto es que esta estrategia de Wenger no debería pillar muy por sorpresa al Barça. En repetidas ocasiones, los servicios médicos culés han estipulado unos plazos de recuperación que en la mayoría de los casos se han acortado gracias a unos tratamientos innovadores. Pedro, Puyol o Xavi ya han sido testigos directos de estos 'milagros'.
Todo vale a pocas horas de que se juegue uno de los partidos más decisivos de la temporada. De momento, Wenger parece haber mandado un mensaje claro al Barça: "vamos con Van Persie, es una final". Ya veremos si la recuperación del holandés es un hecho o simplemente un órdago de su entrenador a esta batalla psicológica que se está librando en las horas previas al Barça-Arsenal.
Algo se está empezando a hacer bien en nuestro baloncesto. El año pasado muchos quisieron reducir la ACB a un binomio Barça-Madrid, pero el Caja Laboral acabó sacando los colores a los opinólogos y pasó por encima de los blancos en semifinales y de los culés en una final en la que los de Xavi Pascual contaban con el factor pista a su favor.
Después de las finales de Supercopa y Copa del Rey y echando un vistazo a la clasificación de la liga regular, la teoría de la liga bipolar volvía a cobrar fuerza. Sin embargo, en la Euroliga está quedando patente que el nivel de los equipos de la ACB es altísimo. Los cinco representantes españoles pasaron el corte de la primera fase y sólo el Unicaja se ha quedado fuera de las eliminatorias de los cuartos de final.
Si se tiene en cuenta que Unicaja y Caja Laboral compartían grupo, donde además estaba el potente Panathinaikos, la nota no puede ser más que de sobresaliente. Tres de los cuatro primeros clasificados son españoles. El Barça ha acabado con un 6-0 que infunde respeto en el resto del continente; el Madrid, salvo en el esperpéntico partido ante el Montepaschi, ha rendido a un gran nivel y el Caja Laboral ha dado la talla en su versión 'post-Splitter'.
Mención aparte merece el Power Electronics Valencia. Los de Pesic estaban deshauciados en la primera fase y acabaron clasificándose de una manera casi milagrosa. En el 'top-16' le ha sucedido algo similar. A falta de dos jornadas tenían un balance 1-3, pero de nuevo tiraron de casta para llegar a la última jornada obligados a ganar en casa al Fenerbahçe. Los 'taronja' lograron el más difícil todavía sin su mejor jugador, Víctor Claver, y estarán en los cuartos de final donde se la jugarán ante el Madrid de Messina, ¿alguien se atreve a apostar en contra de ellos?
Con el veterano Manolo Martínez en cabeza, pero con la presencia de un nutrido grupo de jóvenes que aseguran el relevo generacional. Así se presenta el equipo español al campeonato de Europa en pista cubierta que se celebrará hasta este domingo en París. En total, la Federación ha convocado a 36 atletas, de los cuales once pueden ser considerados debutantes con respecto a las últimas ediciones. El objetivo no es otro que superar los cinco metales obtenidos en el campeonato continental celebrado hace dos años en la localidad de Turín, en la que fue la participación más discreta desde Gante 2000. Desde entonces, el combinado español ha vivido unos años de bonanza en las competiciones indoor que lo llevaron a firmar sus mejores registros en un torneo de estas características en Madrid 2005, con 12 medallas en las 19 representaciones en las finales.
Para la cita de este fin de semana, las perspectivas son halagüeñas, sobre todo en las disciplinas en las que tradicionalmente los atletas españoles han reportado las mayores alegrías. Así, muchas de las esperanzas están puestas en los 1. 500 metros donde Manuel Olmedo parece una de las opciones más seguras. El sevillano se proclamó campeón de España en pista cubierta hace dos semanas en Valencia, aunque su marca fue un tanto discreta. Junto a él, también participarán en esta prueba Diego Ruiz y Juan Carlos Higuero quien ha vuelto recientemente a la competición después de un largo proceso de recuperación a causa de una lesión.
También hay expectativas de éxito en la prueba de los 800 metros masculinos, donde la savia nueva que aportan Kevin López y David Bustos dotará de más consistencia a un equipo que completa el campeón nacional Luis Alberto Marco.
La presencia de Felipe Vivancos y Jackson Quiñonez en los 60 metros vallas, así como la de Ruth Beitia y Concha Montaner en salto de altura y de longitud, respectivamente; son otras de las apuestas de un equipo que después de esta cita comenzará ya a pensar en el verdadero reto de este 2011: el campeonato del mundo que se celebrará a finales de agosto en Corea del Sur.
Además, el pasado fin de semana se disputó en la localidad riojana de Haro el campeonato de España de campo a través. Ayad Lamdassem, de Cataluña, se proclamó vencedor en la categoría masculina por delante de Antonio David Jiménez. Sin embargo, lo más destacado fue la victoria en categoría femenina de Nuria Fernández. La campeona de Europa de los 1.500 se impuso en un ajustado final a Diana Martín y pocos días después era incluida por la Federación en la lista de participantes para este campeonato de Europa.
Mantenerse durante dos décadas en el mismo puesto de empleo es una situación digna de elogio para cualquier profesional. Si esa efeméride se produce en el mundo del fútbol, la experiencia es digna de entrar en los libros de historia.
Ryan Giggs cumplió esta semana veinte años en el primer equipo del Manchester United. Por el vestuario de Old Trafford, el otrora extremo galés ha visto pasar a jugadores como Eric Cantona, David Beckham, Andy Cole, Gary Pallister, Cristiano Ronaldo... todos, tarde o temprano, se acabaron marchando. Acostumbrado a ver cómo en varias ocasiones Alex Ferguson se veía obligado a refundar el proyecto deportivo, Giggs es uno de los emblemas de la época más gloriosa del Manchester United. El '11' del United ha sido protagonista directo de la consecución de once títulos de Premier League, dos Ligas de Campeones, 4 Copas, 1 Supercopa y 1 Intercontinental, entre otros. Sólo la Carling Cup se le ha resistido a nivel de clubes.
Aquel joven galés enclenque que deslumbró a Sir Alex Ferguson jugando con el Salford Boys ha pasado a ser leyenda viva de los 'red devils'. El Manchester City y el Liverpool tuvieron encima de su mesa informes de un joven llamado Ryan Joseph Giggs. Se habrán tirado de los pelos muchas veces. Sólo el United puso empeño en contratar al jugador. De hecho, Alex Ferguson se personó en casa del jugador junto a un Joe Brown para ofrecerle su primer contrato.
Y Giggs se hizo futbolista. Primero encandiló a todos desde el puesto de extremo. Lo tenía todo para reinventar un puesto en peligro de extinción: Velocidad, cambio de ritmo, un regate endiablado y capacidad para asistir y golear. Con el tiempo, el galés empezó a ser consciente de que los años no pasan en balde, ni siquiera para él. Poco a poco, siguiendo las directrices de Ferguson, fue dejando la banda para instalarse en el medio. Ahí no hacen falta tantas piernas, pero sí mucha cabeza y en eso Giggs ha ganado mucho a lo largo de su carrera.
Por actuaciones como esta del año pasado ante el Manchester City (sólo en estos highlights da 3 asistencias, peru su partido fue de manual) merece la pena que Giggs se siga vistiendo de corto. Ha ido entendiendo con el paso del tiempo su papel en el equipo debía ir mutando. Ya no es un titular indiscutible, pero su participación se antoja necesaria en todos y cada uno de los partidos importantes. Cuando se hable de profesionales ejemplares se debería evocar siempre su figura. Larga vida a Ryan.
El míster te mira. ¿Vas a salir?, dice. Desde el banquillo, uno también juega su particular partido. Hablas, organizas, gritas, sufres, encestas, tiras a portería, sueltas un revés o cambias de marcha al llegar a la curva más peligrosa del circuito. No eres el protagonista ante las cámaras, pero te sientes vivo porque eres un loco del deporte. El deporte mueve masas y es un gran espejo para el ser humano que busca emociones fuertes y no entiende de límites.
