Tiempo muerto

Ni la capacidad atlética de Abalo, ni la calidad de Karabatic, ni siquiera la creatividad de Narcisse. España entró de manera triunfal en el campeonato de Europa de Serbia venciendo a la que para muchos es la mejor selección de la historia y mandando un aviso para navegantes: el equipo de Valero Rivera aspira a todo en el torneo continental. Esta vitola de favorito no se asienta sólo sobre el importante triunfo ante Francia. El bronce conquistado en el Mundial de Suecia confirma las sensaciones extraordinarias que dejó el equipo español en Novi Sad.

Aquellas medallas de bronce de 1996 y 1998 se lograron con un combinado extraordinario. Al calor de los goles de Guijosa y Dujshebaev y las paradas de Barrufet, el conjunto que entrenaba Juan De Dios Román dependía del talento de determinados jugadores. Tener a jugadores de la talla de los ya mencionados es una garantía, pero también un arma de doble filo en torneos con tanta carga de partidos como un Europeo. Lejos de esa dependencia, España exploró ayer nuevos caminos para llegar al éxito: el atrevimiento de Cañellas y Maqueda, la imaginación de Sarmiento y la intensidad defensiva del recién llegado Gedeón Guardiola. Esas fueron algunas de las nuevas señas de identidad del equipo de Rivera que se unieron a los ya habituales goles al contragolpe de Ugalde y Víctor Tomás o las paradas de Hombrados.

Las apreturas del calendario y la enorme igualdad reinante en el campeonato (las mejores selecciones se concentran en el viejo continente) obligan al combinado español a tener los pies en el suelo, pero el triunfo ante Francia deja varias lecturas positivas: los dos puntos obtenidos podrían servir en caso de llegar a la segunda fase y sobre todo, que el equipo puede competir de igual a igual ante cualquier equipo. El camino está marcado y aunque eso no resta dificultad al objetivo supone un primer paso importantísimo para un equipo con un presente y un futuro muy interesantes.

Publicado el 17 de enero de 2012 a las 11:45.