Tiempo muerto

España se va especializando, desgraciadamente, en llevarse chascos en las elecciones de las sedes de los grandes eventos deportivos. Tras los fracasos de Madrid para albegar los Juegos Olímpicos de 2016 y 2018, la Candidatura Ibérica ha probado este jueves el amargo sabor de la derrota.

El último informe de la FIFA, es decir, la prueba más objetiva que existe en este proceso; colocaba a España y Portugal en una situación casi idílica, entonces, ¿qué ha fallado? A la hora de exponer el proyecto, tanto Inglaterra como Rusia han puesto toda la carne en el asador, conscientes que en esta sociedad multimedia, unas imágenes valen más que mil palabras.

Rusia presentaba en su proyecto la fabricación de 13 de los 16 estadios que presentó. Si un país aspira a un Mundial y sobre el papel presenta más estadios futuribles que reales, es que el poder económico es indudable y más en los tiempos que corren. Villar se amparó en su supuesta amistad con Blatter sin haber aprendido nada de la carrera que ya perdió Madrid para los JJOO. Para 2012, Londres llegaba en una situación similar a Rusia: un gran proyecto que partía casi desde cero; pero al final, los movimientos diplomáticos jugaron un papel clave.

La FIFA pregona a los cuatro vientos que quiere llevar el fútbol a todos los rincones del mundo. En España y Portugal, apenas existía conciencia social del evento como quedó demostrado en el último amistoso jugado por ambas selecciones. En cambio Rusia ha puesto mucho interés. Arshavin e Isinbayeva han sido dos de las caras visibles del proyecto; un plus a la hora de crear imagen de marca.

La elección de Qatar para 2022 es la carta que ha acabado por descubrir las cartas de la FIFA. Cierto es que el proyecto del país asiático es espectacular, pero una nación que tiene la misma extensión que Murcia hubiera quedado descartada años atrás. Ya lo decía Francisco de Quevedo, "poderoso caballero es Don dinero".

Publicado el 2 de diciembre de 2010 a las 18:00.