Anda buena parte de la Europa futbolística en busca de alguna contratación que renueve las ilusiones de sus aficionados de cara a la nueva temporada. Es tiempo de verano, de sueños, de fichajes imposibles y de dejar en el olvido las decepciones del curso anterior para pensar con optimismo en el venidero. Este miércoles 20 de julio hay un equipo que tiene la sensación de haber cumplido con esas expectativas: el Liverpool.
El gol es el fin último del fútbol; una suerte de este deporte que enmascara a los equipos mediocres y que premia a los más virtuosos. Todos los persiguen, pero sólo algunos clubes pueden presumir de contar con dos de los mejores jugadores en esas lides. Inter de Milán y Ajax de Amsterdam están en ese selecto club, pero durante varias semanas contarán con las bajas sensibles de Luis Suárez y Samuel Eto'o.
El camerunés representa a la perfección el estado de ansiedad que vive el Inter de Milán. Tras un año casi perfecto, los neroazzurri ven como sus vecinos del Milan se escapan en la carrera por el Scudetto. Rafa Benítez está en la cuerda floja y ante el Chievo el equipo lombardo volvió a naufragar. Pero la imagen de ese partido fue un cabezazo que Eto'o propinó a un defensa rival. Tres partidos le va a mantener esa broma alejado de los terrenos de juego.
Peor fue la imagen de Luis Suárez. El uruguayo, harto de las patadas de Bakkal, jugador del PSV, se dejó llevar por la ira y dio un mordisco a su rival. La Eredivisie ha decidido sancionarle con siete encuentros, aunque el club ya había decidido suspenderle con anterioridad por dos partidos. Por tanto, el partido ante el Madrid ha sido el último del charrúa en 2010.
Llama la atención la mayor dureza de la sanción a Suárez. Las dos son acciones violentas, sin balón de por medio y, tal vez, debería existir un consenso internacional a la hora de sancionar este tipo de jugadas. Lo cierto es que se trata de dos acciones individuales equivocadas a partir de las cuales dos equipos se quedarán cuando más lo necesitan sin dos de sus piezas que más aseguran ese bien tan preciado: el gol.
Publicado el 24 de noviembre de 2010 a las 17:45.
El eterno suplente
El míster te mira. ¿Vas a salir?, dice. Desde el banquillo, uno también juega su particular partido. Hablas, organizas, gritas, sufres, encestas, tiras a portería, sueltas un revés o cambias de marcha al llegar a la curva más peligrosa del circuito. No eres el protagonista ante las cámaras, pero te sientes vivo porque eres un loco del deporte. El deporte mueve masas y es un gran espejo para el ser humano que busca emociones fuertes y no entiende de límites.
