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Tiempo muerto

Mario Gavranovic, el hombre de los ocho goles

Archivado en: Liga de Campeones, Valencia CF, Schalke 04, Gavranovic

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El Schalke 04 puso punto y final a la andadura del Valencia en la presente edición de la Liga de Campeones. Se podría hablar del trabajo de Raúl, del salto cualitativo que ha dado Farfán en los últimos años o del gran guardameta que es Manuel Neuer. Sin embargo, si hay un jugador que se destapó en el encuentro del Veltins Arena ese es Mario Gavranovic.

La historia de este joven delantero nacido en Lugano es la de otros muchos como Ivan Rakitic: unos padres que emigran de la zona de los Bálcanes a finales de la década de los 80, cuando el clima político se encamina hacia el desastre de la guerra. Suiza, destino habitual de muchos europeos que buscaban ganarse la vida lejos de su tierra, fue el refugio de la familia Gavranovic.

En el país helvético, el joven Mario Gavranovic empieza a ganarse la vida en el modesto AS Vezia, un club de la región de Lugano, antes de dar otros pasos en el Team Ticino, conjunto que ejerce de filial del gran equipo de la zona, un FC Lugano donde se formó en su día Ottmar Hitzfield y cuya mejor época ya pasó.

Como al gran Hitzfield, a Gavranovic le esperaba un gran futuro en la vecina Alemania. Su trayectoria en Lugano, Yverdon-Sport y Neuchatel dejó una sensación clara: se trataba de un delantero joven, con trabajo y garra y que en todas y cada una de sus temporadas en Suiza había firmado la misma cantidad de goles, ocho. Ese dato, nada extraordinario, hizo que pasara desapercibido para la mayoría de ojeadores europeos, excepto para un Schalke que estos últimos años está teniendo muy buen ojo fichando a jugadores jóvenes como Moravek o Lewis Holtby.

Con la llegada a Alemania, los números de Gavranovic se dispararon: logró dos goles en cinco partidos con el equipo reserva de Gelsenkirchen. Felix Magath no lo dudó y le dio la oportunidad en el primer equipo. Con sólo cinco partidos en la Bundesliga, este internacional suizo sub-21 (aunque todavía puede decidir si juega por Croacia) se dio a conocer al gran público en el mejor escenario y ante su afición. Anotó el segundo gol de su equipo y estuvo a punto de hacer otro con una magnífica vaselina que se estrelló en el larguero. Su movilidad y capacidad de lucha fueron una constante en todo el encuentro. David Navarro y Ricardo Costa no olvidarán fácilmente su nombre, difícil de pronunciar pero sinónimo de fútbol: Mario Gavranovic.

Publicado el 10 de marzo de 2011 a las 12:30.

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El eterno suplente

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El míster te mira. ¿Vas a salir?, dice. Desde el banquillo, uno también juega su particular partido. Hablas, organizas, gritas, sufres, encestas, tiras a portería, sueltas un revés o cambias de marcha al llegar a la curva más peligrosa del circuito. No eres el protagonista ante las cámaras, pero te sientes vivo porque eres un loco del deporte. El deporte mueve masas y es un gran espejo para el ser humano que busca emociones fuertes y no entiende de límites.

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