La final del segundo Masters 1000 de la temporada fue un verdadero 'deja vu' de lo visto en Indian Wells: Djokovic llega como favorito, Nadal se adjudica el primer set y entonces el serbio despliega el rodillo para demostrar que el número uno del mundo no es imbatible.
Novak Djokovic está de dulce y amenaza no sólo con batir el número de partidos consecutivos ganados de la era Open, sino que puede poner en entredicho el cetro de Rafa Nadal. El serbio sigue demostrando sus grandes cualidades técnicas para el tenis (buen servicio, poderoso golpeo de derecha, capacidad para hacer dejadas...) pero el gran cambio de este año respecto a los anteriores está en su faceta mental.
Hasta Indian Wells, 'Nole' no había ganado ningún partido a Nadal en tres sets. Ahora, ya no muestra tanta impaciencia por acabar los puntos, sabe esperar su momento y es capaz de leer las debilidades del rival. Djokovic puede presumir de haber agotado literalmente a Nadal en sus dos últimos partidos. Pese a todo, el de Manacor tiene todavía un margen de mejora, sobre todo con su servicio, y un dato para la esperanza: este fin de semana comienza la temporada de tierra en Montecarlo. El español deberá defender muchos puntos, pero también es consciente de que sus prestaciones suben en esta superficie.
Nos hemos cansado de escuchar que los Nadal-Federer eran partidos llenos de tensión e igualdad. Salvo la final de Wimbledon de 2008, es difícil recordar un encuentro entre el español y el suizo de la calidad del tercer set de Miami. Los dos prometen ser los dominadores del circuito en los próximos años. Bueno para la ATP, bueno para el tenis.
Publicado el 4 de abril de 2011 a las 18:15.
