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Diez días para disfrutar del principal atractivo turístico de Valladolid, o al menos el más conocido. Diez días para vivir nuestra Semana Santa, esa que consigue que PP y PSOE, o lo que es lo mismo, Javier León de la Riva y Óscar Puente, coincidan en que hay que promocionarla como producto turístico estrella.

Leo en un folleto editado por la Diputación que la Semana Santa de Valladolid "traspasa los límites de los estrictamente religioso y toca el alma de los que sólo buscan en ella un valor estético, es una de las muestras de imaginería religiosa y fervor más importante del mundo". La verdad es que a mí me gusta más la descripción que de la Procesión General hace Teófanes Egido: "explosión de fervor y expresividad plástica". Leyendo el recién publicado libro de  Javier Burrieza, ‘Historia de una Procesión. 200 años de la General del Viernes Santo de Valladolid', he podido comprobar que al alcalde también le gusta.

La riqueza de la Semana Santa de Castilla y León ha conseguido que todos, creyentes o no, saquemos pecho con ella. Ha logrado que, por lo menos en esto, no tengamos ningún complejo de inferioridad y hayamos perdido el pudor para ensalzarla por encima de cualquier otra, incluso la sevillana o la malagueña.

Nosotros no ‘bailamos' las imágenes, no cantamos saetas, no tenemos legionarios que desembarcan con el paso procesional en alto. Nosotros no tenemos nada de eso, pero nuestros cofrades también lloran de rabia si la lluvia no les permite procesionar. A nosotros, como escribía Don Miguel Delibes, que en paz descanse, refiriéndose a La Pasión del Señor, "el hondo concepto religioso" nos veda exteriorizar los sentimientos. "De aquí que la característica de la Semana Santa de Castilla sea el recogimiento".

Este año nuestra Semana Santa, la vallisoletana, se vivirá con un el corazón partido. Por un lado nos entristece la falta de Don Miguel, quien nos dejó tan solo hace dos semanas. Pero por otro nos alegra saber que se cumplen 200 años de Procesión General del Viernes Santo y a ello hay que unir que será el primer años que la Virgen de las Angustias recorra las calles con su flamante y recién estrenada corona.

Tenemos por delante diez días para vivir nuestra propia ‘Pasión' en tiempos de crisis. Muchos, más de cuatro millones, repartirán su tiempo entre las aglomeraciones de las procesiones y las aglomeraciones en las colas del INEM, del ECYL o dónde quiera que haya la oportunidad de encontrar un trabajo digno, o no. La resurrección económica del país, que algunos llaman brotes verdes, no está tan cerca como la Resurrección de Cristo. ¡Ojala sólo tuvieran que pasar diez días para ello! Pero mucho me temo que no va a ser así.

Publicado el 26 de marzo de 2010 a las 19:15.