Noticias de Valladolid

Por todos es sabido que cada vez que algo grave sucede en este país, nuestros políticos se inventan alguna cortina de humo o bien todo queda empañado por algún acontecimiento deportivo de primer orden, dígase un Madrid-Barça por ejemplo. Desde que la crisis se veía venir, por unos más que por otros, nuestro Gobierno central se ha empeñado en ‘dulcificarnos’ la realidad mediante la distracción. Para ello se han inventado tantas cosas como juegos de azar se practican en España. Aquí va un pequeño recordatorio: Ministerio de Igualdad, matrimonios homosexuales, enfrentamientos con la Iglesia, cambios de ministros, Alianzas de Civilizaciones, prohibiciones para los fumadores (de éstas ha habido dos por falta de una),  controladores de temperatura, la reunión de Zapatero con Obama, las palabras de Javier León de la Riva y ahora nos desayunamos con el cambio de apellidos.

¿Cómo hemos podido vivir hasta ahora sin tener una ley con la que podamos modificar el orden de los apellidos? ¡Qué alegría le acaban de dar a mi madre! Puede que el apellido de su padre no se pierda. Esto es lo verdaderamente importante y no que haya vuelto a subir el paro y los índices de pobreza se disparen. Gracias a esta nueva ley los parados van a poder acordarse primero de la madre del que los despidió en lugar de hacerlo del padre, como hasta ahora.

Lo más gracioso de todo este revuelo levantado es que la ley ya existe desde 1999, lo que se pretende es incluir una modificación por la que sea el juez quien decida el orden de los apellidos si el padre y la madre no llevan a acuerdo, eso sí, el juez lo establecerá por orden alfabético.

A partir de la aprobación de la modificación de la ley habrá que pensarse muy bien con quién tiene hijos uno o una, la pareja habrá que elegirla en función del orden alfabético de los apellidos para que no nos pisen el nuestro. Claro que si para ponerte de acuerdo con tu pareja tienes que ir a un juez para que establezca el orden alfabético de los apellidos, querrá decir que la relación está tocando fondo y que le quedan dos telediarios para que otro juez, o el mismo, oficie la separación o divorcio.

Se me ocurre que para no beneficiar a las letras del principio del abecedario en detrimento de las del final, quizá haya que hacer un sorteo a principio de año estableciendo cuál va a ser la letra de inicio en ese ejercicio, del mismo modo que se hace con las oposiciones.

¡Otra tontería más! Suma y sigue.

Publicado el 8 de noviembre de 2010 a las 11:30.