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¿Manipulación informativa o estrategia de comunicación?

Archivado en: Noam Chomsky, información, manipulación

Históricamente los medios de comunicación han resultado ser muy eficaces y eficientes para moldear la opinión pública. Gracias a la parafernalia mediática y a la propaganda, se han creado o eliminado movimientos sociales, justificado o demonizado guerras, minimizado o exagerado crisis financieras, incentivado unas corrientes ideológicas sobre otras, etc.

¿Pero cómo detectar las estrategias más comúnmente utilizadas para entender estas herramientas de modelación de la sociedad de las cuales somos partícipes? El lingüista y filósofo estadounidense Noam Chomsky elaboró una lista de las ‘10 estrategias de manipulación’ a través de los medios de comunicación incluida en su libro “Armas silenciosas para guerras tranquilas”.

Chomsky ha sintetizado y puesto en evidencia estas prácticas, algunas más obvias y otras más sofisticadas, pero aparentemente todas con la misma efectividad y, desde un cierto punto de vista, denigrantes por lo que suponen. Incentivar la estupidez, promover el sentimiento de culpa, fomentar la distracción o construir problemáticas artificiales para luego resolverlas son sólo algunas de estas tácticas.

La reflexión realizada por Chomsky se refiere a cualquier ‘autoridad’ que ejerza o pretenda ejercer un control social sobre los individuos. No se refieren sólo a la política, por mucho que sus correligionarios políticos lo pretendan, sino que podrían ser igualmente válidas para el control religioso, la ‘autoridad’ de los intelectuales o especialistas (por ejemplo los llamados ‘tertulianos’ de la radio o TV) o simplemente el líder de cualquier banda o grupo. Así que a cualquier gobierno, ya sea de izquierdas o de derechas o de centro, se le puede hacer sospechoso de algunas o todas las técnicas de manipulación que Chomsky establece porque serán ‘autoridad’ y como tal querrán convencernos, persuadirnos… y si es posible manipularnos.

1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales” (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas).


Lo que Chomsky advierte en este primer punto nos los advertía ya en la década de 1920 el periodista Henry L. Mencken, cuando escribió: “todo el motivo de la práctica política es mantener al populacho alarmado, y por ello clamoroso para ser conducido a la salvación, mediante una interminable serie de fantasmas y exageraciones, todos ellos imaginarios”. Además añadía que para que no nos quedase ninguna duda: “la necesidad urgente de salvar a la humanidad es casi siempre la falsa fachada para el ansia de gobernarla”. Y terminaba diciendo: “un periódico es un dispositivo para hacer al ignorante más ignorante, y a los locos más locos aún”.

Durante los últimos años hemos podido experimentar cómo algunos medios de comunicación se han afanado en minimizar los efectos de la crisis económicas realzando temas secundarios y fomentando la polémica entre todos los partidos políticos para conseguir que pasaran desapercibidos los datos referentes al paro y a la destrucción de empleo. Del mismo modo hemos podido comprobar cómo determinadas actuaciones se hacían coincidir con otras para realzarlas o conseguir que pasaran sin pena ni gloria. Los enfrentamientos Real Madrid-Barça siempre han sido un buen bálsamo.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una ‘situación’ prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

¿Qué tienen en común las crisis financieras, la pandemia de la gripe A y el calentamiento global? Todas involucran la toma de decisiones políticas, que se basan en alguna clase de modelo para predecir el futuro, y todos los modelos están plagados de incertidumbres, ignorancias y valores públicos imposibles de cuantificar o de enumerar total y claramente. Los modelos son nada más que una increíblemente larga y compleja ecuación matemática, donde las constantes y las variables no son bien conocidas, se basan en prejuicios, pobre o incompleta información, y hasta pueden cambiar de signo.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

Un ejemplo claro de este punto son las regulaciones sobre la actividad productiva e industrial por las que determinados grupos, encargados de distribuir la desinformación alarmista, han ido aumentado de manera paulatina los costes de producción de bienes y alimentos y el traspaso de esos costes a los consumidores. No hay que extrañarse de que, por más próspera que sea una economía, los precios siempre irán subiendo y tendremos que trabajar más para comprar lo mismo que antes conseguíamos con menos horas de trabajo.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como ‘dolorosa y necesaria’, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que ‘todo irá mejor mañana’ y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

La clásica apelación a sacrificarnos para que nuestros nietos tengan un mundo mejor. Así como nosotros nos hemos preocupado, y lo seguimos haciendo, por mejorar el ambiente que nuestros abuelos nos dejaron, y no sólo no se lo reprochamos sino que les estamos infinitamente agradecidos, es justo dejarle a nuestros nietos los conocimientos y las tecnologías que les ayudarán en su tarea de seguir salvando al mundo y de gozar de la vida como la estamos gozando nosotros ahora.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantil. ¿Por qué? Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.

Es lo mismo que mantener a los niños y a los jóvenes en un estado permanente de lavado de cerebro amenazándolos con toda clase de miedos a la muerte, a un futuro sin animales, sin osos polares o mariposas o con encontrarse con el mar entrando por la puerta de casa a cuenta del deshielo de los casquetes polares. Otro ejemplo claro es el ataque indiscriminado de los grupos ecologistas contra todo lo que tenga que ver con la caza, lo que en algunos círculos se ha dado en llamar ‘la cultura Bambi’.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis raciona, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

Esto es muy conocido. El sermón sobre todos los peligros que se nos vendrán encima en cuanto demos la vuelta a la esquina tiene una base exclusivamente emocional que hace una apelación al retorno a una época romántica en la que cualquier tiempo pasado fue mejor.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores” escribe Chomsky en ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’.

Esta estrategia se refleja en la involución y colapso de los sistemas educativos públicos. ¿Quién lo puede negar? Es más fácil dominar y controlar a un pueblo ignorante y temeroso que a una ciudadanía que sabe pensar y analizar los riesgos y peligros. Nuevamente Mencken nos daba la pista hacia la verdad: “el hombre más peligroso para cualquier gobierno es aquel que es capaz de pensar por su cuenta… sin consideración a las supersticiones y tabúes sociales. Casi inevitablemente ese hombre llega a la conclusión de que el gobierno bajo cuyo poder vive es deshonesto, insano, intolerable”.

Nuestro sistema educativo cada vez es menos competitivo. La cultura del esfuerzo y de la recompensa, del estudio y del sacrificio ha dado paso al todo vale, a la devaluación en los niveles para que nadie suspenda. La universalización del acceso a la Universidad no ha conllevado otra cosa que la mediocridad en las carreras y en las licenciaturas. La cultura de que cualquier persona vale para cualquier puesto o para realizar cualquier estudio superior no ha provocado otra cosa que un número incontable de titulados universitarios ocupando trabajos no cualificados.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

Ni que decir tiene que la mayoría de las cadenas de televisión y radio tiene en sus parrillas de programación numerosos programas en los que la educación brilla por su ausencia. Programas en los que lo vulgar es lo más cotizado y lo refinado es rechazado. La mayoría de los programas relacionados con el mundo ‘del corazón’ fomentan la chabacanería, ensalzando a personajillos que nos han sido otra cosa que amantes, correveidiles, charlatanes o inventores de chismes del mundo de la farándula. Belén Esteban entronizada como ‘Princesa del Pueblo’, la expareja de Falete convertido en ‘tertuliano’, un exguardia civil cuyo único mérito es ser exmarido de la hija de una cantante dando lecciones de periodismo a diestro y siniestro, etc.

Sin ir más lejos, hay quien prefiere potenciar programas en los que nadie aporta nada, como ‘Gran Hermano’, y cargarse otros en los que priman valores como el esfuerzo, el sacrificio y la entrega al trabajo como ‘Operación Triunfo’. Para ello no dudan en favorecer más  a un tipo de programa que al otro, mediáticamente hablando. ¿Cuántos minutos ha tenido OT en otros programas de la misma cadena? ¿Y Gran Hermano?

9. Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

Hugo Chávez refuerza la autoculpabilidad del pueblo venezolano cuando les increpa por no ser mejores socialistas. Además usan la estrategia de culpar al otro de nuestras desgracias. Siempre existe ‘un enemigo’ y hay que unirnos contra él, como los Estados Unidos para la doctrina de Chávez.

Otro ejemplo de actualidad es la obsesión del Gobierno de España por responsabilizar a los usuarios de internet de la ruina de la industria musical o cinematográfica y pretende que paguemos todos un impuesto colectivo por ser ‘piratas potenciales’.

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológica. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

El mundo que imaginó Orwell en “1984” está llamando a nuestra puerta. Los estudios sobre el comportamiento humano y su aplicación en técnicas de consumo nos hace cada día más vulnerables a los deseos de las grandes industrias. La mayor parte de los productos se diseñan utilizando más nuestro subconsciente que nuestra inteligencia.

A modo de conclusión, lo que queda perfectamente claro a ojos de cualquier lector, es que todas estas técnicas son de rigurosa actualidad y que todas o algunas de ellas son aplicadas por nuestros gobiernos, sean del color político que sean, o incluso por el presidente de nuestra comunidad de vecinos, salvando las distancias. Cada uno a su nivel y utilizando los medios de los que dispone, claro está.

Publicado el 21 de febrero de 2011 a las 12:15.

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José Juan Taboada

José Juan Taboada

¿Uno es de donde nace o de donde pace? Nací en Salamanca, primero pací dieciocho maravillosos años en Extremadura y desde julio de 1988 lo hago en Valladolid.
Director de Gente en Valladolid desde enero de 2009 y por añadidura también Director de Gente en Castilla y León.
Apasionado de la vida ‘municipal' y de la política de primera línea, la del contacto directo con el vecino. Este blog pretende ser un recipiente desde el que difundir mi visión de la ciudad y sus ciudadanos, pero sin olvidar las reflexiones sobre el resto de la vida cotidiana fuera de Valladolid y su entorno. Mi pretensión no es otra que aportar un punto de vista más a la realidad en la que vivimos, abriendo este espacio a toda persona dispuesta a rebatir, debatir e incluso criticar lo que en él aparezca escrito.

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