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ENTREVISTA | TERESA CASTAL, SOPRANO

“En el escenario soy la persona más feliz del mundo. Me subo y me olvido de todo”

La colmenareña ha dedicado toda su vida al canto y con tan sólo trece años se embarcó en una gira mundial · El 26 de noviembre ofrecerá un concierto de ópera en el Teatro Real

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gentedigital.es/Sandra Bravo (sandrabravo_)
17/10/2014 - 16:27

Con sólo 13 años, comenzó su andadura como solista de la ‘Anto- logía de la Zarzuela’, con la que dio la vuelta al mundo. En la actualidad, la voz de la soprano Teresa Castal, natural de Colmenar Viejo, está considerada como una de las mejores españolas debido a su pasión y gran versatilidad. Y es que a lo largo de sus más de 20 años en este mundo, ha compartido escenario con grandes figuras como Plácido Domingo, Alfredo Kraus o Monserrat Caballé. En los próximos meses tiene previstas varias citas, Carmina Burana el 24 de octubre en Ávila; una gala de zarzuela el 29 de octubre en el Auditorio Nacional; y un concierto de Ópera el 26 de noviembre en el Teatro Real.

Comenzaste tu carrera cuando tan sólo eras una niña, ¿qué fue lo que te llevó a dedicar tu vida a esta profesión?

Fue algo innato, en mi familia no ha habido tradición musical. Yo no sabía lo que estaba cantando, me inventaba las canciones pero ya lo hacía con una cierta tendencia lírica. En casa, los vecinos fueron los que les recomendaron a mis padres llevarme a algún sitio a que reconocieran mi talento. Y así fue.

Tuviste la suerte de embarcarte en un gran proyecto cuando tan sólo habías empezado. ¿Cómo fueron esos inicios?

Conté con mucha suerte. Yo no tuve la trayectoria normal, en la que los niños comienzan en un coro, sino que directamente ya fui solista de la Antología de la Zarzuela. Entonces, de la mañana a la noche, me vi cantando de primera figura. Fue impresionante.

¿Qué sientes cuando subes a un escenario?

Soy la persona más feliz del mundo. Los que me conocen dicen “Yo aún me sigo formando. Cuando crees que lo sabes todo, malo” que me transformo. Me subo y me olvido de todo. En el escenario he vivido momentos maravillosos, ver que la gente disfruta contigo es una gran satisfacción.

¿Has tenido algún bloqueo o miedo escénico?

Exactamente no. Normalmente los cantantes contamos siempre con cierta inseguridad, porque dependemos de nuestras cuerdas vocales. No puede considerarse una profesión, es una forma de vida. Estás las 24 horas cuidándote, formándote y preocupándote de que nada te perjudique la voz, ya sea algo físico o emocional.

En ese sentido, ¿cómo la cuidas?

Los cantantes somos una especie aparte. Desde que nos levantamos estamos pendientes de nuestra voz, aunque tampoco debemos llevarlo a la obsesión. En mi caso, me cuido teniendo muy en cuenta los cambios de temperatura cuando salgo a la calle, evitando los contrastes de bebidas frías y calientes, hidratándome la garganta, no hablando mucho y, sobre todo, durmiendo las horas necesarias. El descanso es fundamental.

En esta profesión no es sólo el trabajo que se ve en las tablas, sino todas las horas que están detrás.

Yo lo digo muchas veces. Cuando ves a un cantante parece que sale solo y no es así. Yo llevo varias décadas y todavía hoy me sigo formando y teniendo a una persona que aún me guía. Cuando llega ese momento en el que crees que lo sabes todo, malo.

¿Ha habido algún momento en el que has querido tirar la toalla?

Bueno, eso es algo que pensamos todos los días, pero sólo es un minuto. Porque es tan difícil, tienes tanta presión, es muy complicada esta vida. Los que vivimos en esto podríamos hacer otra cosa, sí, pero no queremos. Se lleva tan dentro que es parte tuya. No te dedicas a ello, eres eso. Ya puedes tener todos los obstáculos del mundo que cuando subes a las tablas se disuelven de inmediato.

¿Cuáles son tus roles favoritos?

En zarzuela uno de mis personajes favoritos es la duquesa Carolina de Luisa Fernanda y Paloma del Barril de Lavapiés. En ópera, Violeta de La Traviata o Musetta de La Boheme.

También interpretaste a Carlota en 'El Fantasma de la Ópera' del Lope de Vega. ¿Te gustaría repetir en los musicales?

Fue un papel muy exigente aunque sí, sí me gustaría volver. Siempre que el musical esté acorde a mi formación vocal, por supuesto.

¿Cuál de todos los personajes ha sido el más difícil de interpretar?


Todos tienen su dificultad, aunque recuerdo especialmente La Manola del Portillo, en el que no había ningún referente, ninguna grabación y fue difícil ponerla en voz. Un trabajo de muchos meses de estar frente al piano, nota por nota.

¿Qué ha sido lo más raro que le ha sucedido en un escenario, ya sea delante o detrás?

Que se me rompa el vestido, lo peor. En el Teatro de Madrid una vez me hizo la cremallera '¡ras!' y tuve que salir igualmente a escena. Ahora me río, pero lo pasé mal. Tuve que estar en todo momento sin dar la espalda al público, me iba sujetando el vestido, mis compañeras me tapaban. Encima era un vestido de palabra de honor, con lo que el desastre estaba asegurado.

¿Se puede vivir de ello?

Yo lo compagino con la docencia porque las cosas hoy en día están bastante mal. Por desgracia, la cultura se ha visto resentida en esta época tan complicada, sobre todo la música. Los cachés se han recortado, no se arriesgan a comprar una producción y se nutren sólo de lo que da la taquilla. Tampoco hay ayudas.

A tu juicio, ¿dónde reside la solución?

El problema está en la base, parte de la educación. La gente prácticamente no sabe que esto existe, no se difunde como otro tipo de música. Tienen la idea de que es algo carísimo y elitista pero, es que si lo comparamos, también es elevado el precio de una entrada de fútbol. Es un falso mito. De hecho, hay entradas en el Teatro Real por veinte euros, de zarzuela por diez euros. Quien quiere puede ir, pero no hay un fomento de este arte, se ve como algo lejano y para nada. Los comienzos de esta música no era para un público noble, al contrario, se hacía para divertirse, llevar el bocadillo y pasar la tarde.

¿A qué has tenido que renunciar para dedicarte a esta profesión?

Como empecé tan joven, tuve que dejar a mis padres y no pude contar con unas amistadespropias de esa edad. No he podido tener el proceso normal por el que pasan todas las personas, esos años locos de fiestas y discotecas, por ejemplo.

¿Quién ha sido tu mayor apoyo en esta aventura?

Mi familia. En situaciones díficiles, siempre han sido los que me han ayudado y me han dicho, si- gue adelante. No tengo palabras para explicar lo que son para mí.

 

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