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Ares Teixidó: "Lo peor de la diabetes fue el shock emocional del diagnóstico"

La presentadora amplía el proyecto ‘Sweet warrior' con un podcast centrado en personas que padecen distintas enfermedades. No duda en contar su experiencia con este y otro problema de salud como la depresión.

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Francisco Quirós
12/3/2021 - 11:31

Su trayectoria en el mundo de la televisión hace que el nombre de Ares Teixidó sea muy popular. La reportera ilerdense también ha probado suerte en el ámbito de la interpretación, pero su deseo de explorar horizontes ha hecho que no se detenga ahí, sino que amadrine el movimiento ‘Sweet warrior', una plataforma que puso en marcha poco tiempo después de serle diagnosticada una diabetes tipo 1. Ahora, el proyecto da un paso más en forma de podcast en la plataforma Podimo.

Después de un año, el proyecto de ‘Sweet warrior' da el salto como podcast, a través de la plataforma Podimo. ¿Cómo estás afrontando este reto?

El bebé tiene un año de vida, el pasito que he dado con el podcast es aún más joven, pero en realidad todo viene del 15 de octubre de 2018, hace algo más de dos años, cuando me diagnosticaron diabetes tipo 1. Para mí, ese fue el día en el que todo cambio; me gusta decir más bien que todo empezó. Ahí renació una nueva Ares, no es que la diabetes no me permita hacer cosas que antes sí hacía, pero sí que me hace afrontarlas de manera diferente. De las pocas cosas que le debo a la enfermedad, es que la diabetes me ha permitido cuidarme y quererme como nunca antes lo había hecho, a veces la vida te sienta, te mira a los ojos y te dice que hasta aquí. Esto ha hecho que de repente me empodere y cree esta plataforma, ‘Sweet warrior', un hogar donde personas con diabetes tipo 1 o familiares que sufren de cerca la enfermedad, encuentren un lugar donde sentirse entendidos, más allá de encontrar información a todos los niveles. Aquí se busca empatizar, que la gente no se sienta sola. Y a este pasito que doy con el podcast de Podimo le he llamado igual, y me quedo con lo que supone ser un/a guerrero/a en la vida cuando te ha tocado librar una batalla en el ámbito de la salud. En el primer capítulo hablamos de diabetes, pero luego quiero acercarle a la gente personas, testimonios e historias de guerreros; hablamos de cáncer, meningitis, ELA, trasplante de riñón... De vida, porque todos ellos tienen en común la forma en la que se enfrentan a la vida. Por eso, el leitmotiv es la vida es una putada maravillosa que solo nos permite vivirla. De eso va. Estoy muy emocionada con este proyecto, tal y como está la vida, tener un trabajo que te ilusione tanto y que dé fuerzas, alegra mucho.

 

Hablando sobre la diabetes, ¿cómo ha cambiado tu día a día en asuntos como, por ejemplo, la alimentación?
Siempre digo que lo peor hasta ahora fue el momento del diagnóstico, el shock emocional que supone de un día para otro verte ingresada en el hospital y tengas que comprender que un órgano vital no funciona correctamente. De repente tienes que aprender a inyectarte insulina, agujas, glucómetros, sensores, hidratos... Es tanta información al inicio que tienes que combinarla con ese impacto que supone. Al final es un duelo que tienes que pasar, con la negación, la culpa, la rabia y la ira. Crees que no vas a poder, pero claro que al final se puede. Siempre digo que es muy importante el acompañamiento profesional, tengo unos padres y amigos increíbles, que me dicen que está todo bien, pero al final necesitas que alguien te ayude a salir del pozo.

¿Los cambios? Son muchos, pero son cosas que deberíamos hacer todos, como cuidar la alimentación o practicar deporte. Una persona con diabetes puede comer de todo, la diferencia es que yo tengo que contar los carbohidratos en el plato en cuestión para calcular la insulina que me tengo que administrar. Más allá de la enfermedad, me ha servido para declararle la guerra al azúcar y plantear qué estamos comiendo, es una locura el lobby del azúcar. Pero esto es decisión personal, no tiene que ver con la enfermedad.

Esta entrevista me pilla en unos días de muy buen humor y estoy diciendo todo esto, pero la diabetes también tiene un componente muy emocional y si me abordas en otro momento te puedo decir que estoy harta, la persona con diabetes, desde que se levanta hasta que se acuesta, tiene que estar pendiente del azúcar. La diabetes lleva su ritmo, da igual si tienes un día muy estresante y quieres ir a mil por hora, la enfermedad hace que tengas que encontrar el equilibrio entre el cuerpo y la enfermedad. Es como una realidad de pareja, en la que hay días en los cuales no la soporto, pero a diferencia del amor, esta enfermedad sí es para toda la vida (ríe). Hay que abrazarla, al igual que las emociones negativas. Es algo que estará siempre en mi vida. Para mí fue clave hacer un ‘clic', no puedo estar todo el tiempo maldiciendo la diabetes, no queda otra que seguir adelante.

"Tenemos que asumir que la salud mental es importantísima, hablemos de ello" 

¿Si pudieras viajar a ese 15 de octubre de 2018 que le dirías a aquella Ares a partir de la experiencia que tienes ahora?

Al final me voy a emocionar. Me acuerdo de ese día como si hubiera pasado hace dos minutos, recuerdo cómo iba vestida, quién estaba a mi lado... Fue tan surrealista. A aquella Ares le diría que, aunque ahora no lo veas, esto te va a hacer priorizar las cosas, te va a hacer relativizar y te va a permitir amar la vida como hay que hacerlo. Aquella Ares al principio no lo veía y luego estaba en un bucle dándole vueltas a cosas que no lo merecen. Con perdón de la expresión, es una putada que tengas que pasar algo en la vida para ordenar, priorizar y reflexionar qué estás haciendo con tu vida. A los problemas, soluciones, y vida solo hay una. A la Ares de 2018 se le cayó el mundo encima. Le diría que se lo tome con calma, que se dedique tiempo, que se quiera y se mime porque a partir de aquí será un renacer de una Ares diferente, que abraza la vida de otra manera y que vive.

 

Siguiendo con la salud, recientemente hablaste en una entrevista de la depresión que habías sufrido. ¿Ha habido algo que te haya empujado a hacerlo público?
Estoy en un momento en el que no le doy importancia a lo que piensa la gente sobre mí. Sé lo que soy, atravieso un momento en el que estoy muy segura de mí misma, y me vale que lo sepa la gente de mi entorno. Durante mucho tiempo le di demasiada importancia a la opinión ajena. Las redes sociales, en ese aspecto, han hecho mucho daño, pero no es culpa del ‘hater' o de la gente que se cree en el derecho de juzgarte, insultarte u opinar sobre ti. Es culpa mía, yo le he dado poder a todo eso. En el momento en el que eso deja de importarte, te liberas. Por eso, decidí dar el paso y hablar de la depresión, porque si puedo ayudar a una sola persona que esté viviendo eso, ya me vale, porque durante tanto tiempo he intentado pasar de puntillas por todo. Ahora con la situación que atravesamos, con tantas personas padeciendo ansiedad, hablemos de ello, la salud mental es importantísima, tenemos que asumirlo, reconocer que tenemos un problema y ya está. Eso es un gran paso. Parece que ir a psicólogos o a terapia es solo para gente que está mal. No. Yo voy a terapia también cuando estoy bien, porque hay que hacerlo, es el dinero mejor invertido del mundo. Hay veces en la vida que, por mucho que lo intente la gente de tu entorno, no puedes ver tu valía, o no quieres verlo. No vale con una palmadita en la espalda. Cuando hay demasiadas preguntas, tu gente no puede resolverlas, para eso hay profesionales. En ese momento necesité una ayuda que no habría alcanzado sola. Cuando trabajas y te cuidas a nivel mental, todo se ordena y es diferente. Parece un tópico, pero es necesario.

 

¿Por qué crees que sigue siendo un tabú en la sociedad?
Eso mismo me pregunto yo muchas veces. No lo sé porque está tan estigmatizado hablar de depresión, de salud mental. Me encantaría que hubiese un cambio. La vida no es un camino de rosas. Todos tenemos malos momentos, normalicemos en que hay días en los que lo mandarías todo a la mierda, porque si no, ¿dónde nos llevan las vidas perfectas? Cuando estás muy mal y crees que no se puede salir de ahí, la solución pasa por hablar con profesionales.

 

¿Qué deseo pediste para este 2021?
Los deseos no suelo contarlos, porque si no, no se cumplen. A lo mejor no voy a verlo, pero mi mayor deseo desde hace más de dos años es que se encuentre una cura para la diabetes. Normalmente los deseos dependen de uno mismo y esos los voy a conseguir, aquellos que tienen que ver con mi trabajo, con mi vida... En ‘Sweet warrior' siempre hago hincapié en una frase que me vino muy bien en terapia: hay un 10% de cosas que pasan en la vida que no depende de nosotros, y otro 90% que sí; mi 10% es la diabetes, pero hay un 90% que depende de mí, es un porcentaje muy elevado. Todos tenemos realidades difíciles, sobre todo ahora, pero poniéndole ganas se puede avanzar mucho.

 

¿Cómo te han afectado profesionalmente todos los contratiempos que nos está dejando la pandemia?
Me han afectado muchísimo, ha sido muy duro. Tuve la suerte de hacer un programa de televisión en Cataluña, en una cadena autonómica que surgió en medio del confinamiento, aún queda gente muy valiente. Fue una experiencia muy chula, me sirvió para que la cabeza no diese demasiadas vueltas. Cuando acabó el verano y parecía que todo iba a remontar, vi que se caían muchos proyectos, uno detrás de otro, y ahí sí que tuve mucho agobio. Mi profesión no es nada estable, en ocasiones no he parado de currar, con la sensación de que me faltaban horas para llegar a todo, y luego pasas tres meses sin que te llame nadie. Por suerte empezaron a llegar ofertas de trabajo y proyectos como este podcast y he vuelto al teatro. Poco a poco. 2021 quizás no será el mejor año de nuestras vidas, pero habrá momentos muy buenos. En el 2020 en mi familia perdimos a dos personas muy importantes, pienso qué puede haber peor que no poder despedirte de ellas. Esta es la peor cara de lo que estamos viviendo. Actuemos con responsabilidad y cuando esto pase agarraremos la vida con más ganas.

"Ahora hay que ser responsables, luego agarraremos la vida con más ganas" 

Volviendo a tu lado más personal, en un post en Instagram publicaste un texto en el que decías "maldita seas, te quieres como si nunca te hubieran hecho sufrir. Ya era hora". ¿Has encontrado el mejor amor posible, el propio?
Tal cual, y cómo cuesta. Sigo sin tener mucha suerte en el amor, soy una soltera empedernida, pero me quiero porque me tengo a mí misma. Durante un tiempo veía que empezaba a tener una edad, que mis amigas se iban casando y teniendo hijos, y me pesaba. Estoy soltera, sí, pero porque quiero, porque no ha aparecido la persona adecuada, que ya aparecerá y si no, no pasa nada porque me tengo a mí. Siempre he sido muy independiente, ahora solo dependo de la insulina. Sonrío a pesar de todas las veces que me han roto el corazón, que he llorado y que he sufrido por todo, no solo por el amor. El amor propio es muy importante, hay que trabajarlo, sin confundirlo con ser una persona ególatra. Sé lo que hago bien y qué hago mal, no necesito la aprobación de nadie. Ahora me quiero, y eso es lo más preciado que puede tener un ser humano.

 

Hace unos años te veíamos en una entrevista con Ana Rosa Quintana contando lo doloroso que había sido el trato que te habían dado los medios de comunicación. ¿Qué sabor te queda de todo aquello?
Siempre digo que si me volviese a pasar, lo gestionaría diferente desde el prisma en el que estoy, por el amor propio. También digo que si no hubiera pasado por eso, no estaría hoy donde estoy. Eso, de algún modo, ayudó a la Ares que soy ahora. Siempre digo que en televisión, cuando te ven bien te contratan, y cuando te ven mal te maltratan, y a mí me vieron muy mal. Sentí un maltrato brutal hacia mi persona y hacia la mujer, ahí había un machismo implícito muy bestia, si lo hubiese visto en una compañera, habría montado en cólera. Yo lo que hice fue meterme en mi cueva, en mi casa y pensar que pasara pronto y se olvidaran de mí. No me siento orgullosa. Me pondría a enumerar titulares horrorosas sobre mi persona. Pero da igual, no siento ningún tipo de rencor, siento que estoy en paz con todo aquello. Cero dramas. Siento que lo hice lo mejor que pude. A lo hecho, pecho. Aquello también me trajo a la Ares que soy ahora.

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