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Jordi Sánchez: "OBK sigue tras 30 años por el favor del público más que de la crítica"

La banda de música electrónica celebra este domingo 18 un concierto en el Teatro Nuevo Alcalá. Después de tanto tiempo en la escena artística, su líder repasa los momentos destacados de una trayectoria extensa.

Archivado en: entrevistas, música, OBK

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"La electrónica no estaba bien vista, en cambio ahora todos usan la tecnología"

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Francisco Quirós Soriano
16/4/2021 - 12:50

Este 2021 es un año muy especial para OBK y todos sus seguidores. Se cumplen tres décadas del lanzamiento de ‘Llámalo sueño', el primer álbum de la banda, un debut exitoso que fue solo el preludio de una época dorada. Ahora, Jordi Sánchez y el resto del grupo se reencuentran con los fans en el concierto que tendrá lugar este domingo 18 de abril en el madrileño Teatro Nuevo Alcalá.

 

Este domingo 18 de abril actuáis en el Teatro Nuevo Alcalá. ¿Qué sensaciones tienes?

Muchas ganas, también con una especie de vértigo, tras un año tan difícil para todo el mundo te sientes como desentrenado. Pero ya hemos estado diariamente charlando con los músicos y los técnicos y, en ese sentido, ya estás empezando el concierto unos días antes.

 

Es como montar en bicicleta, nunca se olvida...

Son 30 años de carrera, pueden pasar 15 o 20 años sin hacer nada que cuando te subes a un escenario forma parte de ti, no se olvida. Sí que es cierto que con el parón tan heavy que hemos tenido todos tenemos la sensación de volver a algo surrealista, un poco de película de ciencia ficción. No es que no haya trabajado durante este año, sí que hice un par de actuaciones, pero como concierto con mi banda este será el primero.

 

Aunque sea con distancia de seguridad y mascarilla, lo cierto es que hace justamente un año parecía impensable poder disfrutar en vivo de un concierto.

Ahora hay que adaptarse a las nuevas normas. Para mí, que soy una persona que busco la complicidad con el público y que intento que sea una fiesta, tener a todo el público sentado y con mascarillas hace que sea un poco diferente, pero sé que la complicidad se consigue igual.

 

A nivel personal y profesional, ¿cómo has vivido esta época de incertidumbre?
Como todo el mundo, con miedos, incertidumbre y días mejores que otros, no dejamos de ser personas normales y corrientes, que te afecta al trabajo y a la familia. Es un año muy difícil para todo el mundo, unos con más suerte y otros con menos, yo me considero un privilegiado porque estamos aquí, no me ha afectado a nivel personal ni familiar, no tengo a nadie cercano que haya tenido el problema, pero siempre con el miedo de que puede pasar. Hay que intentar tirar para delante hasta que estemos todos vacunados y se solucione.

 

Comentabas en una entrevista reciente que a los creadores os gusta regocijaros en el dolor. ¿Vende más el desamor que el propio amor?
La cuestión no es qué vende más, sino que lo que atrae y nos reconforta, porque todas las personas pasamos por las mismas etapas en la vida, al final el arte y la cultura tiene ese poder de apoyo, terapéutico, de ayudarte cuando estás en momentos bajos. Es algo que me ayuda a mí y, a su vez, yo ayudo a otros, no es que haya dos bandos, nos retroalimentamos. Simplemente nos ayuda mucho más, cuando estamos mal, encontrar a nivel de canciones, libros o películas cosas que nos reconforten.

 

Después de 30 años de trayectoria, ¿siguen quedando por contar historias de amor y encontrar princesas de sueños?
Por supuesto, siempre. Es algo mágico que tiene la condición humana, por más películas que has visto, por más canciones que hayas escuchado y libros que hayas leído, siempre hay una sorpresa, una maravilla. Igual que hay momentos duros, la vida también guarda momentos que te pueden emocionar. Es una de las cosas que me encanta de este mundo.

 

Cuando apareció OBK, vendisteis medio millón de discos, una cifra que fue un éxito. Cómo ha cambiado la industria musical en este tiempo.

Sí, pero es ley de vida, no es cuestión de que antes fuera todo mucho mejor. Evolucionamos, está claro. Imagina qué pensaría Beethoven de la música actual. Es normal, la gente joven siempre quiere hacer algo diferente a lo que ha estado escuchado de sus padres. Pero lo importante es que las canciones te emocionen, que la gente se pueda ver reflejada, que tengan empatía; siempre hay artistas que saben dar en el clavo en ese sentido.

 

Sobre esas nuevas generaciones, en la década de los 90, el público que seguía a OBK eran adolescentes, ahora son padres y madres. ¿Notáis ese relevo generacional entre vuestros seguidores?

Claro. Yo ya no soy el chico de 23 años de cuando empezó, ya tengo mi edad y lo bonito es que podamos seguir hablando de OBK, eso es lo importante, que después de 30 años podamos seguir hablando de mi sueño de adolescencia. Estoy muy agradecido a todos los fans que vienen con sus hijos a verme, que a lo mejor no conocen a OBK y de repente nos descubren. Este domingo 18 tienen la oportunidad de ver a un grupo que simplemente quería aportar electrónica en un país donde la electrónica estaba mal vista, o no tenía la repercusión que merecía; gracias a OBK se abrió un poco más esa veda.

 

¿Crees que la música electrónica volverá a las cotas de entonces?
Todo ya es música electrónica. Siempre he estado escuchando que era un pionero o un visionario. No. A mí me gustaba la electrónica con Depeche Mode, Yazoo, grupos italianos de 'dance'... A partir de ahí pensé que ese era un estilo musical que me llenaba para dar rienda suelta a mis impulsos creativos. Siempre se ha tenido el prejuicio de que en la música electrónica se daba a un botón y se hacía todo. Yo apostaba por la tecnología gracias a la sensación de que podía hacerlo todo, batería, cuerdas... desde mi habitación, eso me alucinaba, y los puristas me criticaban. La electrónica antes no estaba bien vista y ahora todos usan la tecnología para sus canciones. No todo el mundo, pero casi todos los artistas se apoyan en eso.

 

No solo a nivel artístico, sino también como filosofía de vida, ¿cuál es el secreto para seguir adelante tras 30 años?
Creo que es una cosa muy personal. Cuando ves un documental de cualquier banda ves que atraviesan las mismas etapas: su momento brillante, la caída, cuando la gente se olvida de ti, un disco con el que vuelves a la escena... Es siempre la misma historia, de soñadores, de gente con mucha pasión, que algunos siguen el camino, otros se desvían por vicios y a los que la suerte acompaña en algunos momentos. A OBK nos ha pasado todo eso, hemos tenido momentos más buenos y otros no tanto, pero lo importante es que he sido una persona que he trabajado muy honestamente, siempre he defendido que mi música sea de esta manera, muy personal, porque tengo muchas influencias pero, por ejemplo, soy muy diferente a Depeche Mode. OBK es una personalidad de un pop electrónico, en un país como España, que ha tenido el favor del público más que de la crítica. Y gracias a ese favor del público he podido durar 30 años. Lo único que he hecho he sido ser honesto, poner mucha pasión y ser muy coherente, no he ido de nada o anteponer mi persona a mi trabajo, con producciones y vídeos muy cuidados, pero siempre dentro de mis posibilidades, ni más ni menos.

 

Este 2021 es muy especial para OBK. De cara a tus fans, ¿habrá alguna sorpresa?
De momento habrá sorpresas el próximo domingo en el concierto de Madrid, con temas que hace muchos años que no sonaban en nuestros directos. Vamos a empezar por ahí, y lo que tenga que ser, será.

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