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Cuando el narcotráfico entra en recesión

Este viernes llega a las salas ‘Hombre muerto no sabe vivir', una cruda radiografía de la lealtad y los problemas que conlleva el relevo generacional en el mundo del crimen. Se trata de la ópera prima de Ezekiel Montes.

Archivado en: cine, Antonio Dechent, Ezekiel Montes, Rubén Ochandiano, Jesús Castro, Elena Martínez

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Ezekiel Montes: "La idea se me ocurrió porque conozco a este tipo de gente"

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F. Q. Soriano
02/7/2021 - 11:33

Después de una trayectoria como productor y director de cortos, Ezekiel Montes se lanzó a hacer su ópera prima en el mundo de los largometrajes. Para ello, optó por pisar terreno conocido: rodó en su Málaga natal y se rodeó de actores como Antonio Dechent o Elena Martínez, con los que ya había trabajado anteriormente. Si alguien creía que el director malagueño se iba a limitar a explorar su zona de confort, ‘Hombre muerto no sabe a vivir' se encarga de demostrar lo contrario. Esta película, que llega a las salas este viernes 2 de julio, expone la difícil situación a la que se enfrenta una banda criminal, dedicada mayoritariamente al narcotráfico, cuando la crisis económica hace que su negocio se tambalee. Cine negro en esencia.

"Se me ocurrió la idea porque conozco a ese tipo de gente. Me he criado con gitanos, conozco a esa gente que en el boom de la construcción ganaba 3.000 y 5.000 euros como peón de albañil y de pronto tenían BMW, se metían farlopa y eran los amos. Hubo empresarios que ganaron mucho dinero con todo, con lo legal y lo ilegal. De pronto, viendo ese entorno, descubrí que en esos lugares oscuros había unos rayos de luz, los códigos de honor y lealtad, los valores que aparecen en la película. Donde más seguro me he sentido es en un barrio de gitanos, porque sabía qué podía hacer y qué no. Como sabías qué consecuencias tenía traicionar, aprendías a no hacerlo", argumenta a GENTE el propio Ezekiel Montes, quien expone otro punto clave pra entender este largometraje: "Además, veo a gente de más de cincuenta años, que está llegando al ocaso de su vida y ve todo diferente. Es muy fastidiado pensar que ya no vas a vivir como antes y que no vas a ganar el mismo dinero que en el pasado. Cuando has estado gastando 600 euros en una cena cualquiera y de repente te ves en una casa donde se caen las paredes y que la piscina tiene el agua verde... Todo eso me dio para contar esta historia. Evidentemente, también me daba una oportunidad para explicar qué sucede cuando no eres leal".

El paradigma de lealtad lo representa el protagonista, Tano, encarnado por Antonio Dechent, quien se tuvo que enfrentar a un reto intepretativo: "Mi trabajo en esta película era humanizar este personaje, que el espectador de alguna manera me comprenda y entienda por qué toma una serie de actitudes. Nadie es malo todo el tiempo ni nadie es bueno todo el tiempo. Era un trabajo muy de miradas, que el espectador vea a través de mis ojos lo mismo que yo veía y lo que sentía. Ahí aparece una cierta nobleza y unos códigos de honor y amistad. Además, hay una cosa que salva al personaje: su querencia a los débiles".

MÁS ASUNTOS
Esos códigos de lealtad también aparecen, de manera diferente, a través de Trujillo y Ángel, personajes representados por Jesús Castro y Rubén Ochandiano, respectivamente. El actor madrileño aborda otro de los temas que toca el largometraje, el relevo generacional, que aun a través un punto de partida tan turbio como el del narcotráfico, sirve para establecer reflexiones. "Indudablemente la veteranía es un grado, pero uno corre el riesgo de hacer el ridículo si no sabe ubicarse en el momento en el que está. Uno puede pecar de arrogante, tanto en la juventud como en la madurez", defiende Ochandiano. De ese hilo también tira Jesús Castro para detallar que "si a la hora de promocionar una película, las cosas van cambiando con los años, también se puede extrapolar al narcotráfico; no es la misma metodología la actual que la de los años 80. Alguien que sea de la vieja escuela, igual se queda desfasado".

Esos personajes, los de Castro y Ochandiano están unidos a lo largo de la trama por varios puntos, pero uno por encima de todos: la codicia, un valor sobre el que reflexionaron en esta entrevista: "Creo que es peor la hipocresía. En general, en el cine y en la vida, los que más hablan de valores son los que luego dan más el patinazo. Depende de lo listo que sea uno para gestionar sus ambiciones. Yo soy un tipo muy ambicioso, pero no le voy pegando tiros a nadie", destaca Rubén Ochandiano, unas impresiones que también comparte, en cierto modo, Jesús Castro: "Estoy de acuerdo, hay cosas peores, como la hipocresía. Todo tiene un punto de equilibrio. También me considero ambicioso, pero trabajas desde la humildad y el querer aprender y mejorar cada día".

En un reparto tan nutrido como estelar, Elena Martínez brilla con luz propia. La malagueña interpreta a Aitana, una paya que trata de desenvolverse en un entorno difícil a base del amor que siente hacia Trujillo (Jesús Castro), una relación sentimental que, sin ánimo de caer en 'spoilers', vivirá un momento complejo: "En el caso de Aitana es un personaje fuerte que cuando ve que la cosa se va de madre y conoce el universo turbio de Trujillo, se arma de valor y decide cortar por lo sano. Es un tema complejo pero es interesante ver esa lectura", destaca.

Todos estos ingredientes dibujan el complejo puzle de ‘Hombre muerto no sabe vivir', un trabajo del que el equipo se siente "satisfecho" y al que su director, Ezekiel Montes, defiende con orgullo: "Espero que el espectador, que es muy inteligente, identifique la raza y la valentía con la que la hemos hecho esta película, porque es una producción independiente y una ópera prima, con sus virtudes y defectos", finaliza.

BUENA ACOGIDA
Aunque el largometraje llega este viernes a las salas, ya ha recibido un ‘feedback', al ser estrenado en el Festival de Málaga. Así, el actor Antonio Dechent reconoce que "hay menos nervios, porque aunque esta película es insólita ya no hay el temor de ver cómo se recibe por espectadores, compañeros de profesión y críticos, ya que la acogida está siendo muy buena".

Esa presentación en el Festival de Málaga fue muy especial para Elena Martínez: "Para mí el estreno en Málaga fue muy bonito, conozco el festival desde la quinta o sexta edición. Presentar la película más importante de mi vida allí es cerrar un círculo emocional. Nos estamos llevando la grata sorpresa de que está gustando, así que ahora sí me veo más en condiciones de disfrutarla".

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