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Martí Gironell: "La imagen nunca acabará sustituyendo del todo a las palabras"

El escritor gerundense rinde homenaje al fotógrafo Valentí Fargnoli en ‘El fabricante de recuerdos'. Esta novela ya le ha valido el Premio Prudenci Bertrana.

Archivado en: entrevistas, cultura, literatura, Martí Gironell

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F. Q. Soriano
04/11/2022 - 00:26

Los medios y la tecnología avanzan, pero la esencia de la fotografía y su encanto perduran. La capacidad de inmortalizar momentos especiales es un poder del que llevamos disfrutando muchas décadas, tal y como viene a recordarnos ‘El fabricante de recuerdos' (editorial Planeta), la nueva novela de Martí Gironell en la que se narran las peripecias de Valentí Fargnoli. "Es un artista prácticamente desconocido. Tengo la voluntad de homenajear su trabajo, fue un fotógrafo patrimonial que no solo hizo instantáneas de una Costa Brava que ya no existe, sino que, además, llegó a inmortalizar el enlace matrimonio del rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia", expone el autor.

Esta trama, basada en una documentación histórica exhaustiva que se entremezcla con la ficción, tiene como punto de partida una fotografía de Besalú, la localidad natal de Martí Gironell. "Me dejó embelesado, estuve muchos minutos delante de aquella foto. Esto me permitió ir conociendo más obra de él donde aparecían personas, que es lo importante, ver qué nos cuentan sus miradas", aclara el periodista y escritor, para quien ‘El fabricante de recuerdos' supone "un viaje al corazón de la fotografía". "Fargnoli era autodidacta, a partir de unas arquetas que hacía su hermano construye su propia cámara, aprende a revelar, solo tenía seis placas de cristal por lo que realmente tenías que ser muy bueno para hacer fotos buenas... Hay un punto de épica en su trabajo", destaca antes de reconocer que la novela "es un viaje que puede satisfacer a los amantes de la literatura y a los de la fotografía".

UN SIGLO DESPUÉS
A partir de todo lo que ha podido recabar en relación a este fotógrafo y su personalidad, pedimos a Martí Gironell que reflexione como se sentiría Fargnoli en la sociedad actual, tan dada a recurrir a la fotografía, aunque de una forma casi patológica: "Creo que le daría un patatús. Una de las características que me han comentado sobre él es que solo se fiaba de su vista, su olfato y la pericia adquirida con el paso de los años. No sé qué habría hecho con toda esta cantidad de información gráfica que tenemos ahora. Creo que, a pesar de ello, incorporaría algo a su forma de trabajar, siempre que al probarlo le hubiera convencido, aunque habría sido bastante crítico con toda esta exposición de imágenes y todos los canales que tenemos para retratarlo", valora.

Muchas menos dudas tiene el propio Martí Gironell a la hora de rebatir la manida frase de que una imagen vale más que mil palabras. "Es un perfecto complemento. La imagen no va a sustituir plenamente a las palabras", explica antes de detallar que "al final de esta novela me planteé si iba a incluir foto, decidimos que no porque he intentado que el lector pueda ver lo que estoy contando a través de las palabras, es un reto, pero estoy muy satisfecho con el resultado".

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Un nuevo reconocimiento para su palmarés:

‘El fabricante de recuerdos’ ya puede presumir de contar con un respaldo importante. Esta novela le ha servido a Martí Gironell para alzarse con el 55 Premio Prudenci Bertrana, un galardón especial para él: “Como vengo del ramo del periodismo, algunas veces me encargaron presentar la gala, y eso me animaba a soñar con la idea de poder presentar una obra a este certamen y ganarlo”, recuerda.

Con anterioridad, Gironell ya ha recogido otros premios como el Ramón Llull, reconocimientos que le reconfortan, pero que no alteran su filosofía: “Cuando tienes la oportunidad de presentarte al Ramón Llull, que es un premio muy importante, debes aprovecharlo y dar gracias constantemente. Considero que debes trabajar con constancia y no creerte nada. Aquel libro estuvo premiado, te sitúa en un lugar que te anima a seguir trabajando para no bajar peldaños, pero siempre siendo consciente que el siguiente libro puede estar o no la altura, la literatura no siempre es una carrera al alza. Como esto es un oficio, trabajo para que las novelas sean cada vez mejores para los lectores. La ilusión al saber que has ganado es extrema, pero también hay un cierto vértigo, estás mucho más expuesto, sabes que te miran más con lupa. Eso sí, no me tiemblan las piernas, estoy convencido de lo que hago, lo voy a defender donde sea, creo mucho en el trabajo que hay detrás" .

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