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EL MUSICAL 'FIEBRE DEL SÁBADO NOCHE'

El sonido de los Bee Gees en castellano desvirtúa una larga sesión con bailes colosales

Cuando los espectadores salían a la calle se repetía el comentario. Las canciones de los Bee Gees o de cualquier de los temas pertenecientes a la banda sonora de 'Fiebre del sábado noche' pierden fuerza en castellano. Es como una bofetada a nuestros pabellones auditivos.

Archivado en: musical, Fiebre del sábado noche, Bee Gees, Juan Pablo Di Pace, Zenón Recalde, John Travolta

Uno de los números del musical.

gentedigital.es/Marcos Blanco
23/4/2009 - 13:49

Al igual que sucede con 'Grease', la fuerza y diversión escénica del espectáculo pierde credibilidad con el aire español que desprenden las canciones. En los diálogos procede. En los temas musicales, no tiene mucho sentido. Los cuerpos envían el mensaje perfecto que debe transmitirse.

Ese el único 'pero' que le encuentro a 'Fiebre del sábado noche', un musical que lleva desde el 20 febrero en el Teatro Coliseum de Madrid. El precio de las entradas es un asunto subjetivo. Quizá los fines de semana semejan un poco prohibitivos. Eso sí, todo depende de la pasión musical que uno tenga. La 'Zona Disco' tiene tintes lujosos, pero, al fin y al cabo, uno no afronta este tipo de regalos audiovisuales todos los días. Con el mencionado hándicap de las piezas sonoras en castellano, los números de bailes son extraordinarios, la historia entretiene, la escenografía resulta muy atractiva a la vista y el poderío de Juan Pablo Di Pace comportándose como Tony Manero mantiene la temperatura corporal de los presentes en todo lo alto. Asimismo, el humor de Zenón Recalde (Monty) no tiene desperdicio.

Durante las dos horas y media que dura el evento, la filosofía del baile acapara nuestra atención. La película de John Badhman, que conmovió a la sociedad en 1977 con John Travolta en el papel estelar, propició el desarrollo de un movimiento 'disco' visible a través de las posteriores grabaciones musicales, ciertas actitudes vitales o esas vestimentas atrevidas. Quienes encontramos en el baile un medio para comunicarnos con nosotros mismos, una vía de disfrute y desahogo existencial sentimos una apabullante identificación con el personaje de Juan Pablo. En aquella época, muchos no comprendían la pasión por el arte corporal al ritmo de los 'pinchadiscos' en las discotecas. Afortunadamente, hoy en día ser bailarín es una profesión tan valorada como exigente.

'Stayin´Alive', 'Night fever', 'How deep is your love', 'You should be dancing' o 'Tragedy' son piezas de una belleza inigualable. Poco a poco, van apareciendo en diferentes momentos de la obra, aunque el 'More than a woman' que representa la idílica pareja enamora a cualquiera. 'Disco Inferno' de The Trammps o 'Boogie Shoes' de KC & The Sunshine Band también tienen su sitio en 'Fiebre del sábado noche'.

Ambientada en Bay Ridge, un suburbio de Brooklyn en Nueva York, la función se centra, como tiene que ser, en la vida de Tony. De día, dependiente en una tienda de pinturas. De noche, entregado al baile, a su pandilla de amigos 'Los Faces', y a ligar con las chicas más guapas del lugar. Como no, el lugar es la discoteca 'Odisea 2001'. La preparación del mítico concurso, el amor por Stephanie Magano, las disputas familiares... Aparecen en nuestras mentes los recuerdos cinematográficos, uno por uno. Como epílogo, el equipo encabezado por Juan Pablo di Pace se marca unos 'dancings'. La gente mueve sus caderas con cierta vergüenza. Si hubiese sido sábado, me pondría mis mejores galas y lo daría todo. El modelo 'Tony' tiene vigencia concreta: la eternidad.

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