Mártires del Compás cerrará el octavo Festival Cultura Inquieta de Getafe con el concierto que dará este sábado 8 en el Polideportivo San Isidro
07/7/2017 - 10:25
El festival Cultura Inquieta se despide a lo grande este sábado 8 de julio con el concierto de Mártires del Compás en el Polideportivo San Isidro.La banda está inmersa en el proceso de grabación del que será su primer disco tras su vuelta a los escenarios. GENTE ha hablado con su voz, Chico Ocaña, sobre este proyecto y de sus más de 20 años de carreras como Mártires.
Cerráis el ciclo de Cultura Inquieta. ¿Cómo habéis planteado el concierto?
Como tenemos tantos temas, procuramos que no falten los clásicos. Aquellos que es imposible no cantar aunque no quieras porque la gente los reclama. Después, vamos refrescando el repertorio constantemente, intentando que no se repitan muchas canciones entre festival y festival. Pero las básicas es imposible renovarlas, como por ejemplo ‘Vente, Vente' y ‘Colores'.
Creo que tras la vuelta del grupo estáis ‘cocinando' nuevo disco ¿no?
Ya tengo las canciones, ahora mismo hay 12 temas, y también el título, me falta saber cuándo empezamos a grabar. El disco justifica el ‘Hola y Adiós', que es como se llama la gira que arrancó en 2015. Pusimos ese nombre, porque no dijimos nada cuando no fuimos, y el álbum sale de la necesidad de contar lo que pasó y lo que está pasando con Mártires y su obra. Es un homenaje a todos esos discos anteriores que la gente tiene en la cabeza y en el corazón, que refrescamos ahora con temas nuevos que a su vez estarán conectados con la obra de estos veinte años.
¿Qué tienes planeado para un futuro cercano, musicalmente hablando?
Lo primordial es el disco. He terminado el proceso de composición, ahora falta el montaje. Esto es como un parto de una criatura con muchos "padres" y cada cual le aporta algo. Lo difícil de un disco es sacar la obra, las canciones no salen como churros. Hay que evitar repetirse y ser innovador en la metáfora y en lo que se está contando. Se puede hablar de los mismos temas, pero de forma distinta. Una vez que se haya sacado el disco se verá si se hace conciertos, mientras se pueda se seguirá caminando, eso seguro. Tener temas nuevos de Mártires ahora es muy apetitoso porque hay algunos de nuestros seguidores que lo son porque sus padres les introdujeron en nuestra obra, pero las nuevas canciones serán suyas. Habrá un enganche más fuerte sobre ellas. Después, habrá un día que el grupo diga adiós de verdad, pero por nada concreto. Cuando culmina una obra hay que retirarse, porque ya no hay más posos para sacar, eso o cuando ves que te repites. Pero de momento seguimos. Además, yo no dejaré de escribir, ni de cantar. Seguirá habiendo Chico Caña para rato.
Cantante, cantaor, poeta y compositor. Así te definen los expertos, pero cómo te sientes tú.
Como un currante de la palabra y del compás, con influencia anglosajona y árabe que nació en el Sur, Sur de España, en San Roque Campo de Gibraltar. Una combinación que se hace notar en mi música.
Una parte fundamental de tú carrera se une al que se ha venido a llamar ‘Flamenco Billy', innovación dentro del flamenco clásico ¿cómo surge esta combinación, en que se sustenta?
En la evolución y la frescura de los textos. Trata de lo actual, no habla del pasado, ni del futuro, sino del inmediato. Apartando el caballo, la venta, el folklorismo y el machismo dentro de las letras del flamenco tradicional. Hablo de los elementos que me rodean, lo mismo es de una lavadora, que de un microondas o de un ordenador, son cosas que están y han nacido conmigo. Trato de humanizar los conceptos y las formas. Yo canto lo que vivo, y vivo de mi tiempo, no del pasado y tampoco del futuro. El flamenco para mí es una acción reacción. Es una forma de entender la poesía sin colorantes ni conservantes y hace que la música de Mártires del Compas tenga una forma diferente de entender el compás y la métrica.
¿Te ha traído algún problema con aquellos que defienden el flamenco tradicional?
Ahora que se cumplen 25 años de la muerte de Camarón, yo recuerdo que cuando era muy pequeño y él salía al escenario, la gente le silbaba porque los ortodoxos, los clásicos, los puristas no le entendían. Creo que cuando eso pasa es bueno, porque es un síntoma de que algo se está gestando. Que la persona que está subida al escenario está cambiando algo. Eso fue importante entonces, al igual que para las generaciones posteriores. Camarón, como Mártires, ha acercado el flamenco a gente que no lo entendía porque pensaba que todo era "pena, penita, pena". Creo que, en ese aspecto, hemos conseguido darle un poco de frescura.
El pequeño de 6 hermanos y creo que el único con alma de artista ¿no? ¿De dónde surge tu interés por la música?
En Andalucía es un tópico. Hay muchos cantantes que no vienen de sagas de cantantes o artistas gitanos. El flamenco no es una cuestión de sangre, sino de actitud. La gente piensa erróneamente que para cantar este estilo hay que ser gitano, pero no es cierto, sólo hay que nacer en el sur que es donde se mama. Capullo de Jerez. No es una actitud de raza, sino de forma, de compás, de como tú entiendes el día a día y eso se ve andando. Tuve la suerte de nacer en un patio de vecinos en cuya parte de abajo vivían Catalina y Gabriel, el único gitano que trabajaba en Alemania, y su hijo era amigo mío y aficionado guitarrista, y cuando venían al barrio siempre había un bautizo o un nacimiento, lo que fuera, el caso es que había siempre había fiesta. Me gustaba mucho la candela, la forma de divertirse y me introduje en todo este mundo desde ese patio. Siempre con la buena actitud y el buen rollo que hizo que me empapase de una cultura que hasta entonces no conocía. Además, por aquel entonces, el flamenco estaba prohibido. A mí me tocó esa época.
Con Mártires del Compás comenzaste una trayectoria que duró años, hasta el 2007, y que os llevó a publicar hasta siete trabajos antes del conocido parón. ¿Por qué esa necesidad de daros un descanso?
No lo entiendo como un descanso, yo seguí en solitario, pero me había hartado un rato de Mártires. Me cansé un poco. Llegó un momento en que eran demasiadas historias. La gente se casa, tiene niños y la perspectiva con la que se comenzó el proyecto musical se va perdiendo, se va enquistando y por tanto la obra no evoluciona, y cuando esto pasó lo mejor era retirarse porque ya hay conflictos en cuestión de cómo hacer las cosas. Las canciones no salen porque haya un objetivo, sino por una necesidad de expresarte. Y si no pasa, pues se cambia.
Y el por qué de vuestro regreso en 2015. Echabais algo de menos
Pues porque se cumplían veinte años del nacimiento del ‘Flamenco Billy' y hubo una oferta generosa y respetuosa para con mi obra y decidimos volver. Y aquí estamos.
A caballo entre Barcelona y Sevilla, comenzaste tu carrera en solitario en 2010. Háblame de esta parte más personal y en qué se diferencia el Ocaña en solitario del de Mártires del Compás.
MI hija vive en Barcelona. Ese es uno de los enganches primordiales, si ella estuviese en Yugoslavia, estaría allí. La diferencia entre Mártires y Chico Ocaña es que el primero era un proyecto que tuvo un proceso de fermentación muy interesante. Empezó junto a los primeros Mártires: Kiko Veneno, José Caraoscura -hijo de la Martirio- y Loreto - hijo del guitarrista Parrilla-, además de un par de personas más. Dejé el proyecto con ellos y me quedé con el nombre del grupo, ellos con las canciones y formaron la banda Caraoscura, que no fue a ningún lado. Yo seguí con Mártires, y en 2010 fui a Granada y me vine para Barcelona para arrancar mi proyecto en solitario. Necesitaba retirarme de la influencia musical del grupo, para que no se tratase de una continuación. Es decir, no quería que fuera lo mismo con diferentes músicos. Eran dos proyectos distintos. Fue entonces cuando grabé mi primer disco como Chico Ocaña ‘Canciones de mesa camilla', que habla de todo lo que me ocurrió desde que dejé Mártires hasta estos días. Amigos que se murieron de cáncer, de accidentes, el nacimiento de mi hija... es el primer disco que refleja de verdad mi estado anímico y mi forma de ser, mi dolor y mi felicidad. Mi disco más personal.
En cualquier caso, la letra siempre ha sido un eje fundamental, con gran carga irónica y con un buen uso del lenguaje de la calle, el que todo el mundo entiende. ¿Cómo es el proceso de creación?
No existe tal cual. Yo como por los ojos las cosas y las vomito por la boca a través de las manos. Lo que veo de las personas, las situaciones, leo, veo, miro, escucho, eso al final me hace pensar en una historia concreta y llego a una conjunción poética y empiezo a ligar frases. Cuando pienso, pienso en flamenco, soleá, bulerías, tango... por afinidad, pero siempre desde el mundo del compás y la letra. Puedo hablar del amor, del desamor, de la política, de los desahucios, del día a día.
Ah! Cuéntame un poco sobre la inclusión en el mundo del cine Película ‘Ar meno un quejío'
El título es de una canción del primer disco en la que no hay voz. Y la película fue por la relación que llegamos a tener con las personas que nos hicieron uno de los videoclip de la banada. Como muchos otros, nosotros triunfamos primero fuera de España, en Francia, desde donde saltamos a nivel internacional, hasta que me prohibieron la entrada en EEUU, claro, pero continuamos editando discos. Entonces el director Fernando de France y la actriz Luna en pensaron hacer un docudrama del ‘Flamenco Billy' que estuviera a caballo entre la metáfora y el surrealismo, haciendo una distinción de qué es y qué significa este estilo, a través del personaje, la música y los viajes. Recoge sobre todo el impacto que tiene esta música en los diferentes países a los que hemos acudido a actuar.
¿Experiencia para repetir?
Lo que repite es el gazpacho. Hacer algo parecido, sí, aunque ya no es una creación de cero porque ya conoces el viaje. A todos los que nos gusta hacer cosas nuevas, nos gusta salirnos del plano, del bosque, del árbol o de los móviles. Es decir, innovar.
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