No puedo trabajar sin internet. Lo necesito para preparar los viajes: cuando planeo vuelos y rutas, cuando me documento sobre cualquier tema, cuando busco contactos para que me expliquen vidas y me muestren el camino al meollo de las historias. Y lo necesito para escribir y publicar: cuelgo textos en mi página desde cualquier sitio, me encuentro con un puñado de lectores en el blog y en las redes sociales, publico reportajes en medios de otros países que jamás hubieran conocido mis trabajos fuera del espacio digital.
Pero tampoco puedo trabajar sin escaparme de internet. Las historias más interesantes esperan fuera de Google: ya sean niños mineros bolivianos, refugiados saharauis o pastores pirenaicos, para hablar de sus vidas resulta imprescindible caminar, conversar y convivir al menos unas horas o unos días con ellos. El mundo está poblado por modos de vida impensables para nosotros, por historias desconocidas o ignoradas, y salir a buscarlas allá donde estén para relatarlas sigue siendo la esencia de nuestro oficio. Internet es una ortopedia fantástica pero el reportero debe calzarse las botas para salir al mundo.
_____
Ander Izagirre, periodista y escritor de viajes, www.anderiza.com
Columna de @anderiza en el suplemento iGente de Turismo: Internet, una ortopedia fantástica http://bit.ly/cJUGk2
RT @gentedeinternet: Columna de @anderiza en el suplemento iGente de Turismo: Internet, una ortopedia fantástica http://bit.ly/cJUGk2
@anderiza, en iGente: Internet, una ortopedia fantástica http://bit.ly/cJUGk2