Arranca el juicio contra el capataz de una empresa local por abusos
Los días 13 y 14 de febrero la sala sexta de la Audiencia Provincial de Madrid celebró el juicio contra Héctor P. B., capataz de una empresa de limpieza de calles de Leganés y acusado de un presunto delito de abuso sexual contra una trabajadora subordinada de la empresa.
M.B.
16/2/2018 - 09:25
Según la Fiscalía, el acusado se valió de su superioridad jerárquica en la empresa para abusar sexualmente de la víctima en repetidas ocasiones, causándole un trastorno de estrés postraumático. El Ministerio Público pidió una pena de ocho años de prisión para Héctor P. B.
Los hechos comenzaron en 2014, según explicó la joven ante el juez el pasado martes. Tras ser nombrado capataz, Héctor P. B. comenzó a tratar a la presunta víctima de forma diferente y a preguntar por "cosas íntimas y fuera de lugar".
Durante la vista, el acusado ha negado en todo momento las acusaciones de la joven. "Todo es completamente falso" y "jamás" le ha tocado "ni un solo pelo", señaló. Explica que la culpa del proceso a una mala relación con el padre de la joven, que también trabajaba en la empresa.
Miedo a perder el trabajo
Durante la vista, en la que también declararon compañeros y el padre de la víctima, esta señaló que no denunció por "vergüenza y miedo" a perder el trabajo. Según la Fiscalía, el primer episodio ocurrió en septiembre de 2014 cuando le comentó que tenía una contractura en la espalda. "Me esperó en la puerta del baño y me dijo que entrara al despacho. Cuando me senté, comenzó a tocarme el hombro introduciendo la mano por debajo de camiseta, tocándome los pechos, me metió la mano en el pantalón y me tocó las partes íntimas. Le dije que parara tres veces, pero yo me quedé paralizada", relató.
Los abusos continuaron en los meses siguientes, llegando incluso a verse obligada a realizar una felación al capataz en el interior de una furgoneta, soportar tocamientos en el trabajo, así como "abusos de mayor calado", según el testimonio de la afectada.
Por su parte, el padre de la joven señaló que veía a su hija "muy rara", aunque fue otra trabajadora la que le dijo lo que ocurría.
También declaró una compañera de clase de danza de la joven que corroboró la versión de la víctima. Según explicó, "empezó a perder peso, a llorar y a tener crisis de ansiedad".
Un informe de la Fiscalía asegura que estos abusos continuados han provocado en la joven un síndrome de estrés postraumático y aún permanece en tratamiento psiquiátrico y psicológico.
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