Menú en el Paquita Gallego
Sopa, tortilla con atún y un poco de leche. Este es el menú del día en nuestra visita al comedor de Paquita Gallego, fundado en los 70. Dentro, decenas de manos apuran la faena para atender a la cola que aguarda fuera. El reloj marca las 13.30. En la calle espera el hambre de unos y de otros, de leganenses, de madrileños, pero sobre todo de inmigrantes doblemente vulnerables a la crisis.
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Rául (izquierda) y Javier (derecha), frente al comedor·Olmo González
gentedigital.es/P.C.
01/7/2011 - 13:49
Cherif, marroquí de 25 años, residente en Orcasitas, acude a este cento desde hace 4 meses, cuando la bancarrota en el sector de la construcción le dejó sin empleo. Saliendo por la puerta y ya 'comido' nos encontramos con Ousmane, senegalés de su misma 'quinta', mecánico de profesión. Le acompaña Raquel, su pareja, madrileña de 23 años. Son padres de un niño de siete meses, y llevan viniendo desde hace unos 90 días.
"Antes nos visitaban personas con problemas de drogas o alcohol, pero ahora lo hacen más inmigrantes que no encuentran trabajo. La mayoría proceden de Sudamérica, Polonia, Rumanía, Marruecos... Recibimos a todo el que lo necesita", explica Loli, responsable del comedor. "También vienen vecinos de Leganés o Alcorcón y cada vez más familias, pero hacemos frente gracias a las pequeñas colaboraciones que recibimos", añade.
Precisamente, este miércoles se se celebró en el Egaleo el Festival Benéfico de danza infantil de la Escuela dirigida por Patricia Doménech. Su recaudación, alrededor de 1.800 euros, se destinará al comedor. "Colaboran desde hace años y gracias a estos festivales nos mantenemos y no notamos la crisis", concluye Loli.
Leganense, parado y mayor de 40
Raúl (izqda.) y Javier (drcha.) recurren al comedor de Paquita Gallego desde hace unos 2 años. Ambos han cumplido ya los 42, son parados de la construcción, y residen en Leganés, en la calle Ancha y en Río Duero. Comparten piso y hacen malabarismos para sobrevivir. En el caso de Javier, separado, la única ayuda para mantener a sus 3 hijos es la familiar de 420 euros.
Una larga lista de espera
En la larga lista de espera diaria de este comedor nos encontramos también con Saturnino, mecánico madrileño de 42 años, en paro desde hace una larga temporada, una situación que desde hace dos años le conduce a menudo hasta este centro en Leganés. La gente sigue llegando al pequeño local. A pesar del trabajo, las cocineras no pierden la sonrisa ni las buenas palabras de aliento y cariño hacia todo aquel que entra en el comedor.
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