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Gente en León

Un amigo de León

La tableta

Hace algún tiempo, las recetas se anunciaban cantando, como si al escucharlas en la radio te mermaran los dolores. A saber: "La tableta Okal es hoy el remedio más sencillo y a ninguna parte voy sin llevarla en el bolsillo etc. etc". Era el analgésico más popular y, naturalmente casi siempre que emprendíamos un viaje (como decía la letra del anuncio) lo llevábamos en el bolsillo.

Archivado en: Maximino Cañón, Okal, tableta de chocolate, ALbert Einstein

Maximino Cañón
11/10/2013 - 03:30

Al mismo tiempo, y con sabor endulzado, estaba la tan ansiada y socorrida tableta de chocolate que, además de saciar nuestro deseo de saborear como golosina, cumplía cual alimento preferido para las meriendas, acompañado de un buen trozo de pan de hogaza, nos llenaba el apetito juvenil de por aquel entonces. Era frecuente ver a los chicos jugar al balón llevando al mismo tiempo una onza de chocolate en una mano y en la otra el pedazo de pan aludido anteriormente. No había tiempo que perder. Pues después de jugar el partido con los otros chavales del barrio, había que dar un repaso a los deberes si no querías, al día siguiente, recibir unos capones de esos que te hacen recordar el nombre del profesor, por los siglos de los siglos. Normalmente el chocolate que te daban para merendar era conocido como el de hacer y tomar caliente en taza ya que el otro, el de leche, era más bien considerado una simple golosina. Pero de lo que sea trataba era de que alimentar no de satisfacer caprichos de juventud. Después llegaron los gimnasios, y entonces lo que se llevaba la palma era el hacer abdominales para que la llamada tableta, el torso delantero, pudiera lucirse marcando la diferencia ante amigos y amigas y si de paso te salía algún apaño, pues mejor que mejor. Ya en la actualidad, en la que no se concibe a ningún joven, y no tan joven, sin móvil u otro medio con otras prestaciones, nos encontramos con la conocida tableta que nos pone el mundo a nuestro alcance, música, películas, fotografías y casi todo lo que uno se pueda imaginar.
Algunos me dicen que soy un hombre que añoro las cosas de ayer. Naturalmente. Añoro las de ayer y me gustan muchas de las de hoy, pero no me olvido de lo que predijo hace muchos años Albert Einstein: "Temo el día que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, entonces el mundo sólo tendrá una generación de idiotas". ¡Por si las moscas!

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