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Gente en León

Un amigo de León

En el bar nos vemos, ¡benditos! (y 3)

El Bambú sito en la c/ Gil y Carrasco, con el conocido barman y encargado Agapito, azote profesional de los iniciados en la hostelería, le daba un aire de rapidez o movilidad, quizás importado de los ambientes madrileños donde, según el decir de muchos de los que pasaron por aquella escuela, la hostelería era un arte.

Archivado en: Maximino Cañón, bares, benditos bares, brandy, El Bambú, Alaska

Maximino Cañón
05/12/2013 - 03:30

Se tomaba el vermú los festivos por la mañana y, por la tarde, era parada casi obligatoria para quienes del brazo (cuando había compromiso por delante) esperaban la entrada del cine tomándose una consumición. A muchos/as se les llenaba la boca diciendo que habían estado tomando un plato combinado en el ‘Bambú'. Novedad supuso la instalación de un asador de pollos eléctrico donde los clientes se quedaban embobados viendo como el pollo giraba hasta asegurarse un buen asado. Un pollo era un pollo y no estaba al alcance de cualquiera, ni preguntabas si era de corral o de capital. También, y de manera temporal, existió una sección de peluquería. Posteriormente salías por la puerta de atrás y al cine Mary, que en el invierno, además de estar caliente estabas a oscuras... Casi enfrente del Bambú se encontraba El Alaska, local de moda a base de vender aquellas deliciosas Tortitas. Primero era un estrecho bar, con una barra baja y donde se dejaba ver los más granado de una clientela postinera, Después el ‘Alaska', con su dueño Federico al frente, y germen de futuros profesionales, dispuso de un lugar mayor donde, además de las famosas tortitas, se ampliaba la oferta a platos combinados que los más dulceros completaban, con la llamada copa Alaska, que era un amecido de dulces: flan, tres bolas de helado, sirope y algo que se me olvida, que para qué les voy a contar. Pero lo que no se puede omitir es que ya en tiempos inmemoriales existían las cantinas que acompañaban a las tropas haciendo más llevaderos los encuentros con el enemigo. Como le dijo una clienta a Joaquín el de la Ova, échame "bien de limón" en la cerveza que él enseguida entendió el "bien" por "más". Y es que en los bares, se dice y se oye de todo, pero sobre todo se genera la valiosa compañía que no se encuentra, a veces, en otro lado. Por eso hoy me uno con afecto a la mencionada campaña de Coca Cola y digo con ellos ¡Benditos bares! Que por algo también se decía antaño: Oye, este vino está bautizado... Y es que siempre se velaba por la salud y la fe del cliente. (Fin de la serie..., por ahora).

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