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Gente en León

Un amigo de León

Dependientes/as

Tal y como están las cosas, al conocer las cifras del desempleo correspondientes al mes de enero, intuyo que esto no pinta nada bien. Me siento en un bar y hablo con gente contemporánea y, como pasa en estas conversaciones sobre lo pasado, poniendo especial énfasis en los que fue aquel León (siempre teniendo en cuenta que los recuerdos los acomodas como te place).

Archivado en: Maximino Cañón, empleo, paro, dependientes, dependiantes, machismo

Maximino Cañón
21/2/2014 - 03:30

Se cruzan puntos de vista sobre si antes se vivía mejor que ahora o si ahora que la juventud está más preparada la vida les ofrece otras oportunidades. No hay acuerdo. El cumplir años marca mucho y parece que uno es portador de razones no contrastadas, pero tampoco discutidas. En la tertulia se dice: Entonces en León daba gusto, había infinidad de tiendas y bares y la gente se colocaba a los 14 ó 16 años. El otro le contesta: Sí, pero trabajabas en la ignorancia y, en muchos casos, casi sin derechos. Se trataba de ayudar en casa, ya que la mayoría de las mujeres (inducidas) se conformaban con saber lo elemental. "Total para casarse y tener hijos", les decían. Qué pena, dice el tercero, así se creo el machismo, que hasta las mismas leyes las discriminaban e impedían su autonomía. Pocos eran los que, exceptuando quienes estudiaban en órdenes religiosas o eran ricos de familia, aspiraban a tener una carrera o un bachiller superior del momento porque siempre hubo, y los habrá, ricos y pobres. La gente de los pueblos se empeñaba (nunca mejor dicho) para que sus hijos/as, visto lo poco agradecido que era el campo o la ganadería, hicieran una carrera para poder ser algo el día de mañana. Los seminarios jugaron un papel importante en este sentido, quienes tenían vocación salían sacerdotes y los que no convalidaban los estudios adquiridos para hacer otras carreras. Después estaba esa clase media que conformaban los ‘dependientes'. Al estar León surtido de tiendas en proporción a la población y con ausencia de los grandes centros comerciales que hoy imperan se demandaban ‘dependientes' de tiendas, bares y demás establecimientos de venta al público. La provincia (con muchos habitantes) se volcaba en la ciudad, sobre todo los días de mercado y en las grandes celebraciones. Y así con traje y corbata fueron pasando los días y hoy los jóvenes, en contra de su voluntad y con mucha más formación, siguen siendo dependientes, pero, en la mayoría de los casos, de sus padres y... para seguir.

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