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Gente en León

Apuntes de una alcaldesa

Mírame y no me juzgues

-¡Otra vez que me han parado la policía!, se quejaba profundamente un joven de esta ciudad, al igual que otros muchos jóvenes en otras muchas ciudades. Pensarán ustedes que existirán alguna causa o razón, para que las fuerzas de seguridad, en plena calle del centro y a plena luz del día, paren a uno de tantos jóvenes, registren sus mochilas y sus bolsillos, les pidan documentación y les sometan casi a un vejatorio espectáculo público. Y digo que pensarán que existe algún motivo para que lo hagan, o que tengan algún ‘indicio' (me encanta esta palabra) cuyo significado "fenómeno que permite conocer o interferir la existencia de otro no percibido", les haga sospechar de alguna conducta o actitud no permitida.

Archivado en: Ana Isabel Ferreras, indicio, pelo largo

Ana Isabel Ferreras
28/11/2014 - 01:10

En estos casos, lamentablemente, el único argumento para proceder a tales identificaciones y registros, se debe al atuendo que porta el joven en cuestión. Y es que un pelo largo, peinado con las trenzas características de los rastafaris y una ropa hippie multicolor desaliñada, son suficientes para creer que están ante un delincuente de los más bajos barrios.
Parece que en este país seguimos sin madurar lo suficiente y siempre nos dejamos guiar más por las apariencias que por la realidad. El hecho de vestir de una forma u otra, de pensar diferente y además manifestarlo, de no seguir las pautas de conducta que la mayoría consideran ‘normales', (habría que hacer un estudio serio de lo que se considera o no normal), sigue condicionando y etiquetando a los ciudadanos, cuando lo que deberíamos hacer es facilitar que cada uno sea capaz de encontrar su sitio, no interfiriendo demasiado en ello, eso sí, sin faltar el respeto a nadie. Bastante tiene esta generación de jóvenes con sufrir los ataques del terrorismo democrático actual, corroído de tuberculosis deontológica, donde aquellos bien vestidos, impolutos e impecables en sus conductas, están resultando los más rastreros bandidos, timadores e impresentables, que se burlan de todos y les han robado su futuro. A esos... a esos sí hay que hacerles registros en medio de la calle, a plena luz del día, y si es posible en la plaza mayor.

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