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Gente en León

hecho a mano

De vuelo corto

Con gran despliegue contaron los diarios el acontecimiento del AVE, hasta en suplementos extra y con el habitual soporte publicitario oficial. Esas inserciones a página entera que a menudo invalidan el contenido informativo. Entusiastas declaraciones (de ministra, subdelegada, consejero, alcalde, presidente y demás familia) nos hablaban de futuro, prosperidad, llave, ilusión, camino... Más o menos, lo mismo que cuando el aeropuerto.

Archivado en: Javier Cuesta, AVE, Aeropuerto,

Javier Cuesta
23/10/2015 - 04:40

Quienes llevamos medio siglo oyendo frases similares, todo lo podríamos neutralizar con la teoría pesimista de W. de que el AVE servirá para escapar más rápido de aquí, o con el escepticismo de Ful de que si fuera algo bueno ¡nos lo iban a traer a nosotros por los c...! Dejemos, sin embargo, que esa incertidumbre la resuelva el tiempo y vayamos esta vez por otras vías.
¿Alguien no se ha enterado aún de que el AVE vino a León? Muy improbable. Sabemos todos que llegó, pero ¿qué ave, el águila real o una gaviota patosa y trolera? Porque resulta que aquí el orden de factores sí altera, y mucho: no es igual alta velocidad que velocidad alta, ni para Adif ni para el viajero. Digámoslo cuanto antes, el pájaro que se posó en la estación era de hocico largo y vuelo corto, sólo corría a doscientos por hora y entre Valladolid-León ésa es su velocidad máxima, de momento. El asunto no tendría mayor importancia si nos lo hubieran dicho así de claro, que estamos ante un tren en pruebas, experimental por ahora, y que no están concluidos los elementos técnicos necesarios para que alcance su límite. En cambio, tenían tanto interés electoral en la inauguración definitiva que han tenido que mentirnos, una vez más. Ya ni siquiera sorprende eso en los políticos, nos van acostumbrando a ello. Sí en los periódicos que publicaron la foto del presidente con un luminoso de 300 kilómetros/hora en el tramo de Pucela hasta aquí. Eso es mal-informar: o no sabían la verdad o mire usssté, compraron la del Ministerio y nos la vendieron como buena. En los dos casos, mal. Casi entendemos que el Gobierno nos quiera engañar, pero si la prensa está cada vez más para bendecir las patrañas de aquel o prolongar sus embustes, ¿de qué, de quién nos vamos a fiar?
Sin embargo, las mentiras se agotan. Está dicho: puedes engañar a alguien alguna vez pero no a todos toda la vida. En diciembre, próximo apeadero: ¿cuánto está el pueblo dispuesto a tragar?

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