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hecho a mano

Monotonías regias

Presente. Adiós, por fin adiós. A retirar ya mil lucecitas, adornos, árboles incandescentes, ramos gigantes o diminutos, hombrecillos trepando a balcones como ninjas, como albano-kosovares... Estamos a punto de superar con vida esa entrañable época en la que tiendas y casas parecen puticlubs.

Archivado en: Javier Cuesta, comilonas, reyes, langostinos, navidades, discurso del Rey

Javier Cuesta
08/1/2016 - 03:30

Una suerte, un milagro sobrevivir a comidas de empresa, maridajes langostinos/suegra y vino/cuñaaaos, compras de última hora... Los escépticos talluditos sabemos que la verdadera lotería es volver a la normalidad, y eso incluye que nieve o haga frío cuando toca, o sea, ya. Bienvenida la rutina, aleluya.

Pasado. Regreso al pasado. En fechas tan `señalizadas´ uno tiene la sensación de estar viendo cada diciembre lo mismo que el anterior, los mismos resúmenes o programas o personajes televisivos, el mismo discurso del mismo monarca. Repasemos lo de este año, frivolizando un poco. De los presentadores haciendo el panolis en la gala Telepasión (pasión en cuanto padecimiento) lo más conmovedor siempre es cuando versionan el éxito de Micky "enséñame a cantar", y ves que no hay manera. Del amojamado destrozando su propio ropoponpon mejor no hablar. Y del llamado discurso real, es para mí motivo de orgullo y satisfacción puntualizar: será discurso regio, porque de real no tuvo nada. Como lo repiten tanto, en la moviola se vio perfectamente que fue gol, gol clarísimo del Gobierno que lo refrendó. Discurso preparao para S.M. el preparao. Porque un país cambiante, en ebullición, agitado por los resultados electorales, requería un mensaje valiente y distinto, en sintonía con la nueva realidad. Así lo hubiera pronunciado un rey con autonomía y carácter, es decir, con un par. Nada más lejos. Desde su sillón palatino (faltaba el cetro) largó un recadito arbitrario y estereotipado, repleto de referencias a unidad, orgullo y patria. Mas si la patria es ese lugar en el que estás a gusto, entonces hay millones de españoles (y no sólo los rupturistas) a los que el Borbón no se dirigió ese día, certificando así que no es rey de todos aunque se empeñe y que la monarquía es otra institución florero.

Y futuro. El futuro, como corresponde, siempre es incierto. Ahora más que nunca. Para el pueblo, maduro e inquieto, todo son preguntas: ¿qué va a pasar, aguantará en su puesto, cuajará, está preparado...? ¿quién, el rey, el presidente, el líder de la oposición...? No hombre no. Zinedine Zidane.

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