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'El coche fantasma'

Eran tiempos en los que el imaginarse tener un coche era tener, mas que imaginación, fe en grado máximo. La mayoría nos conformábamos con montar en el de línea, cuando de algún desplazamiento ineludible se trataba. Esto es para situar un poco lo que a continuación voy a decir y que, como mucha gente de la época recordará, era frecuente escuchar los fines de semana en nuestras emisoras.

Archivado en: Maximino Cañón, coche, radio, radionovelas, simplemente María,

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Maximino Cañón
17/6/2016 - 01:10

Hablar de la radio en cualquier tiempo, es hablar de una manera de vivir, de disfrutar, era como el alimento colectivo del que la mayoría de las familias nos nutríamos gratis. Como la esperanza no tiene limites, cualquier programa, además de escucharlo, lo soñábamos en el mejor ‘technicolor' de entonces. Quien con unos cuantos años no se acuerda de aquella ‘cabalgata fin de semana', de ‘Pepe Iglesias el zorro', de ‘programas cara al público', de novelas como ‘Ama Rosa' o ‘Simplemente María' (con protagonista de la tierra) que paralizaban España a la hora de su emisión haciendo las delicias de los oyentes. Entonces nos acostábamos antes, dado que las emisiones, quitando Radio Nacional o las foráneas que se colaban, a las doce de la noche, excepto los sábados, que con la ‘cabalgata fin de semana' se extendía a la una de la madrugada y finalizaba con la sintonía del ‘toque de generala' de las ordenanzas militares de Carlos III adaptada por el Padre José María Otaño, encargado de los asuntos religiosos de la reciente RNE. Los sábados eran los días en los que las radios mostraban los programas con mayor audiencia. En León, concretamente en La Voz de León había uno de gran expectación que, creo, se titulaba ‘El coche fantasma'. Consistía en que desde la emisora se daban una serie de pistas, ejemplo: ir vestido de papón en verano y con una sartén con patatas fritas, y encontrar un coche parado en el lugar que, mediante pistas, se tenía que adivinar, y el que primero llegaba tenía que decir:"¡Es el coche fantasma!". Y entonces el concursante era trasladado a la emisora, en donde, ante un público que llenaba el salón de actos, el presentador (recuerdo a Luis Arribas) le hacía entrega del correspondiente premio: una botella de Anís y 50 pesetas. Las cosas han cambiado y ya no se dice lo del coche fantasma, sino que, muchas veces nos preguntamos: ¿quien es el fantasma que va en el coche? Y así, entre susto y susto, muchos siguen arrastrando la cadena.

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