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Gente en León

Un amigo de León

¡Me lo pido!

Eran unas Navidades cualquiera de ésas que continuamente recordamos estableciendo comparaciones con lo que hoy se prodiga entre jóvenes y mayores, pero con mayor incidencia en la población infantil que, en esos días, era la que más monárquica se sentía. Como la letra de la celebre zarzuela 'La Verbena de la Paloma': "Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad", qué chico o chica entrado en la pubertad, o antes, no tiene un móvil de los de última generación y que niño cuando le pones una tablet en la mano (en nuestra época si te dicen toma una tablet-tableta en español- nos la hubiéramos comido) no se pone como loco a buscar dibujos animados sin extrañar para nada los avances tecnológicos.

Archivado en: Maximino Cañón, Navidad, Reyes Magos, Papá Noel,

Maximino Cañón
06/1/2017 - 01:10

En fin, que como en cada tiempo los adelantos se suceden ahora la tecnología lo hace con mayor celeridad. Lo cierto es cuando se pasa por los lugares en donde en otros años estaban ubicados nuestros bazares de referencia e ilusión; es decir, los establecimientos que servían de catalogó por el que nos regíamos a la hora de escribir la carta a los Reyes Magos, entonces no había irrumpido con fuerza al ‘Papa Noel' y, cual si de imanes se tratara, nos sentíamos atraídos por aquellos escaparates que nos anunciaban lo que los Reyes Magos nos traerían si, como nosotros imaginábamos, habíamos cumplido con las obligaciones en materia de estudios y de buena conducta. Una vez frente a la exposición jugetera recuerdo a uno que, por su dimensión y variedad de juguetes (planta baja y piso), atraía nuestra atención. Era el desaparecido ‘Bazar Torres', en la Calle Ancha. Cual si de la mejor película del momento se tratara quedábamos hipnotizados. Había quien se decidía por la magia de las máquinas de cine, otros por los mecanos o rompecabezas y la gran mayoría, por qué no decirlo, por las armas: pistolas, rifles con ‘mixtos' o ‘restralletes' que imitaban los disparos así como por las espadas, puñales de goma o similares. Era fiel reflejo de lo que las películas de tiros que, sobre todo las de ‘gichos', Indios y de espadas, se proyectaban en cines. Después de hacer mentalmente acopio de regalos con los que inundar a los Reyes, yo, que desde pequeño era un aficionado por la música, me dirigía al escaparate de la tienda musical que la familia de músicos ‘San José' tenía en la C/ del Pozo dedicada a instrumentos musicales. Ahí, a mí, se me hacía la boca agua, cual si de ver dulces se tratara, al contemplar aquellos acordeones, Tambores, y demás instrumentos que allí se exhibían. Pero lo que verdaderamente me ilusionaba eran las armónicas de la casa alemana Honner (marca de garantía del instrumento) empezando por la ‘O fado portuguesa', pasando por la ‘Seductora' y culminando con la de cambio o Súper Cromática haciendo que, con la sola contemplación de aquel muestrario, me elevara al olimpo musical. Lo cierto es que después de hacer el acopio de juguetes para llevar a cabo la petición en carta manuscrita, a los pajes que los Reyes enviaban como avanzadilla de lo que los niños pediríamos, y así poder satisfacer los deseos de una chiquillería expectante y deseosa de que pasara la noche de Reyes y que, aquello que bajo la expresión de ‘¡Me lo pido!' estaba en nuestra mente, el día de Reyes se materializara y lo encontraras junto a una copa mediada de anís que tus padres habían dejado para hacer más llevadero el trabajo a Melchor, Gaspar y Baltasar. Buen año 2017 a todos y, sin ningún paliativo ¡PAZ Y EMPLEOS¡ y que los buenos deseos no sean solo flor de unos días. ¡Me lo pido! ¡Me lo pido! Y ¡Me lo pido!

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