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Quienes juegan con fuego...

El que más o el que menos tiene un familiar o amigo en Cataluña, sobre todo en la ciudad condal, Barcelona. Cataluña se caracterizó por generar puestos de trabajo que, en su mayoría, fueron cubiertos por otros españoles llegados de diferentes partes de España dando realce a la industria textil la cual, junto con Extremadura, constituía uno de los principales polos de atracción.

Archivado en: Maximino Cañón, Cataluña, dictador Franco, España nos roba

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Maximino Cañón
25/10/2019 - 01:10

A nadie se le oculta la ingente cantidad de mano de obra que se ubicó en esa parte de España para lograr aprovechar la sinergia que ella sola no podía llevar a cabo. Cataluña, aun en tiempos del dictador Franco, gozó de privilegiadas inversiones estatales, y aunque fueron prohibidas las rotulaciones de los establecimientos públicos en catalán, siempre convivieron estos con el habla del dialecto catalán entre sus gentes y, nunca paso nada digno, o indigno, de mencionar, salvo las algaradas típicas que en ese tiempo eran frecuentes, generalmente, en las universidades y ciudades con un amplio asentamiento industrial.
Como consecuencia de todo ello muchos aportaron su granito de arena para que esa región española estuviera a gran altura y con ello sus descendientes. Se decía que Barcelona parecía una ciudad europea por lo avanzada que estaba en algunas cosas. Pasando el tiempo, con la llegada de la democracia, y con Pujol y compañía al frente de la comunidad, se fue aleccionando, sobre todo a la juventud, en el sentido de que penetrara en sus adentros aquella vulgaridad de fácil de repetición de "España nos roba", cuando a lo mejor pasaba lo de aquel hijo que le dijo a su madre, en una discusión vecinal: "Madre llámeselo antes de que nos lo llamen", y así, con estos mimbres, hemos llegado a lo que en estos últimos años nos viene ocupando. La Constitución vigente (de 1978) contó con la masiva aprobación de Cataluña por más del 90% favorable al ‘Sí'. Lo de estos últimos días, con la disculpa de las sentencias que se aplicaron a quienes por su cuenta y riesgo se erigieron en padres de esa querida comunidad, se arrogaron la representación de la misma, dando origen a desmanes y actuaciones violentas que no eran el sentir de la mayoría. A nadie se le escapa, aunque sea desde la distancia, que esos movimientos no se generan espontáneamente y son dirigidos por quienes tienen otros intereses, con la finalidad de convertir a unos cuantiosos grupos, generalmente de jóvenes, en comandos incendiarios desmoronando la imagen que esa comunidad tiene entre el resto de España, así como en el extranjero, y que va a ser muy costosa de restituir. Y como nos decían nuestros mayores cuando éramos pequeños y nos gustaba hacer hogueras a hurtadillas: "Chavales no juguéis con fuego, porque el fuego no es un juego y, al final, el que juega con fuego casi siempre se quema". ¿Entendido?
PD. Mis deseos de una pronta mejoría a las fuerzas de seguridad del estado que, en cumplimiento de la legislación vigente, sufrieron la ira de los descontrolados.

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