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Gente en León

De vez en cuando

El sueño de un nuevo verano

Para quienes integran el tejido comercial leonés en sus diversos sectores -también, como es natural, para los autónomos en sus variadas actividades-, el próximo verano, que no está tan distante en el almanaque o taco del Corazón de Jesús -el de mayor circulación en toda España- les quita el sueño. Les tiene preocupadísimos. Pasó la Semana Santa con más pena que gloria en sus contabilidades -las comparan con las de 2019 y, en general, se les abren las carnes- y solo la época estival podría enderezar las cuentas. Y si la hostelería y hotelería se ponen como ejemplo o punta de lanza del desastre económico, el desorden, salvo contadas y puntuales particularidades, es generalizado en cualquier segmento.

Archivado en: Julio Cayón, vacunas, pandemia, hostelería, verano, Covid-19, Semana Santa

Julio Cayón
22/4/2021 - 01:10

En el supuesto -y crúcense los dedos, se crea o no en supersticiones- de que durante el verano la gente vuelva a moverse con cierta libertad por el territorio nacional, la capital leonesa -de igual modo cabe señalar la diversidad jurisdiccional de la provincia, que es un tesoro- tiene mucho que ofrecer. Hay riqueza. León, una ciudad amable, fácil de andar, ordenada y con un catálogo monumental y gastronómico de primer orden, posee todos los ingredientes para retomar su puesto de especial destino por parte del turismo de interior.
Es natural, por lo tanto, que en la inteligencia de que pinten oros y dé comienzo la recuperación económica más o menos ordinaria, los visitantes y las pernoctaciones van a ser la piedra angular en cuanto a los objetivos previstos por el empresariado leonés. Cualquier acción promocional que se planifique en este sentido -privada o institucional- sería bienvenida al margen de las actuales e insustituibles, que tan buen resultado han dado a lo largo del tiempo.
Y aquí entra de nuevo en juego el famoso Santo Grial de San Isidoro -mejor, el Cáliz de Doña Urraca- que con tanto ahínco y nulo resultado se quiso impulsar en los ámbitos turísticos del país. El reclamo hubiera resultado soberbio de no subyacer otros condicionamientos -como fue el de la credibilidad del ‘hallazgo'- que lo han dejado en do menor en la basílica isidoriana. En fuera de juego. Por mucho que se empeñaran quienes pretendieron agrandar la bola de la ‘autenticidad' de la pieza, la cosa se quedó en lo que es: el conocido e histórico cáliz. Lo demás, fuegos de artificio y fabulaciones.
Flaco favor se hizo al turismo leonés con esto del Santo Grial. Decepcionante. Lo delataron los expertos y los ‘descubridores' quedaron silenciados. Y, a lo que se ve, sin solución de continuidad. Punto final.

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