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Gente en León

De vez en cuando

Cuando la torpeza alimenta secuelas

A veces, ni los más conspicuos del lugar entienden los porqués de algunos políticos para meterse en los charcos. A Pablo Casado, el líder del Partido Popular y aspirante -y no in péctore- a la presidencia del Gobierno le suele ocurrir. Ya se pasó de frenada cuando la moción de censura de Vox a Pedro Sánchez -y, de retruque, al PSOE de Ferraz, la sede hacedora de los contubernios más deleznables para el socialismo español- y hace unas fechas lo ha vuelto a hacer en una emisora de ámbito nacional, posicionándose abiertamente en contra del leonesismo rampante.

Archivado en: Julio Cayón, leonesismo rampante, Matadeón de los Oteros, Pablo Casado, José Antonio Diez

Julio Cayón
02/7/2021 - 01:10

O peca de torpeza manifiesta -que no sería el caso, dada su trayectoria y sus contrastadas dotes oratorias- o sus asesores, que deben estar a uvas, no le han informado de que ciertos asuntos -y entre ellos los que conciernen a León en cuanto a sus aspiraciones autonómicas- es más que saludable dejarlos estar.
Ahora, como nunca, los leoneses están muy receptivos -y muy cabreados a la vez- con la posición y cuestionado peso de la provincia leonesa en el conjunto de la autonomía con sede en Valladolid. Y en mayor medida -que también es cierto- desde que el alcalde de la ciudad, José Antonio Diez, ha empezado a tremolar la bandera púrpura y su heráldica inequívoca, a favor de la escisión de León de la controvertida comunidad castellana. Una aspiración que se amplifica cada día que pasa, como así lo acredita la calle.
Pues Casado, sin que viniera a cuento -nadie le había preguntado por ello durante la entrevista radiofónica- se metió en el fangal de negar el pan y la leche autonómica a la tierra de la que desciende su familia paterna -leoneses, en este caso, de Matadeón de los Oteros-, un pequeño municipio gobernado por la UPL, que ya es casualidad encontrada. Y mentar la soga en casa del ahorcado... en fin.
Políticamente hablando, Casado, -el Partido Popular, en suma- es posible que haya perdido con su desafortunada intervención en las ondas -en este supuesto, nunca mejor dicho, dada la titulatura de la frecuencia herciana que lo invitó- una gran bolsa de votos cuando se celebren las próximas elecciones. De manera fundamental de las municipales y autonómicas. Y si, para disculpa punible, se alude a que la memoria colectiva es frágil y olvidadiza -que tampoco ocurrirá al tratarse de una cuestión tan sensible- ya se encargarán de recordarlo -como es su obligación- quienes se posicionan en la margen opuesta. ¿Qué parece exagerado? 2023 está a la vuelta de la esquina y dictará sentencia. Y sólo pinta regular.

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