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Gente en León

De vez en cuando

El Museo Cofrade continúa varado

Dice el obispo de León, el padre Luis Ángel de las Heras, que el Museo Diocesano y de Semana Santa no es viable. Al menos de momento. Y la causa del desasosiego general y el disgusto mancomunado es la cúpula acristalada que corona el recinto, lo que implica que las imágenes que se fueran a exponer allí, no gozarían de las mínimas garantías de conservación por aquello de los cambios de temperatura. Y, en mayor medida, los que se padecen en León. Nada nuevo bajo el sol y nunca mejor dicho.

Archivado en: Julio Cayón, Ángel Luis de las Heras, Museo Diocesano y de Santa de León

Julio Cayón
05/11/2021 - 01:10

El problema se veía venir desde los inicios de la obra, sin necesidad de invocar la sabiduría del propio Einstein. La climatización del edificio, del patio museístico, fue, desde el principio, el caballo de batalla de quienes habían sufrido en sus propias carnes -en sus tallas procesionales, para ser más exactos- el deterioro de las efigies por esa misma circunstancia: la ausencia de una temperatura estable allá donde se recogían. Los papones, en su gran mayoría, tienen experiencia en ello. Lo absurdo -y raro, muy raro- es que se tirara para adelante sin esta previsión primaria.
Y aclara también el prelado -que para eso es el cabeza de la Iglesia en la Diócesis de San Froilán-, que el mantenimiento del museo alcanzaría la cifra (prohibitiva) de 180.000 euros anuales y que a ver de dónde salen. Y llegan las cábalas. Y los supuestos. Y las ideas enredadas. A saber. De las arcas episcopales -y a tenor de las palabras del obispo- nanay. No hay parné. De los fondos de las cofradías y hermandades... pues lo mismo. Menos aún. ¿Quizás algún benefactor de alma y tronío, que, jacarandoso, asumiera ese coste? Habría que buscarlo, cual aguja en un pajar, y tampoco están los tiempos para mecenas identificados o anónimos. ¿Y las instituciones? Eso ya es harina de otro costal. Dado el carácter religioso de la muestra (también artístico, desde luego,) y por aquello de la imparcialidad aconfesional y política... pues eso.
Entretanto el espacio está ahí, disponible. Por el momento y hasta más ver, centrado en otros usos que no sean los específicos -que sí complementarios- para lo que se creó. Como se viene haciendo hasta ahora. Con la programación de actos y otros eventos paralelos se va ‘cubriendo' el expediente, a la espera -que larga se antoja- de una solución que dé sentido a la idea original. Cincuenta años de paciencia para sacar adelante el sueño del mundo cofrade, y, al final, pintan bastos por falta de previsión en algo tan elemental como la conservación de las esculturas y otros objetos. Suele ocurrir.

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