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Gente en León

con la venia señoría

En mi opinión

Siempre entendí por insensibilidad social, el concepto único que pudiera procesarse a través de persona/as hacia otro colectivo menos favorecido, siéndole arrebatadas sus principales y armoniosas características mas esenciales, en otras palabras, sería como negar autoestimas, considerando el atropello inevitable y que entre sus eternos valores morales y emocionales se ejecuta sin mas dilación.

Archivado en: Manu Salamanca, en mi opinión

Manu Salamanca
14/1/2022 - 09:28

Un típico clasicismo contemporáneo agrupa actitudes y numerosas creencias, sobre todo conductas enfocadas a pertenecer a un grupo social, como a su status socio-económico determinado. Algunos de esos rasgos, como el propio civismo, afronta la enorme capacidad de racionalizar todo refinamiento en su lenguaje, como tan variado pudiera establecerse en tan dignísima ofrenda. Asimismo, las consecuencias de un trato vejatorio y desestimado ultima por parte de un vulgar y esperpéntico grupo de personajes el desprecio más absoluto y tan prepotente, como a la vez tan despreciable, ya que inspira con sobradas dotes de supremacía y ya, dentro de su estúpida distancia, una irreconocible y siempre irrespetuosa conducta capaz de generar inusual indiferencia, pero tan sólo atribuible a la falta de empatía que altera la normal convivencia de cualquier claustrofóbica sociedad.
En muchas ocasiones se vincula a la pérdida de valores éticos y de su emparejada sensibilidad a la animadversión de otros y, ante esa excesiva opresión y de su continuo dolor, encabezado naturalmente por la desvinculación emocional y como consecuencia de ese mismo efecto que insensibiliza de forma progresiva actitudes. Las sociedades modernas, ya no se conmueven y mucho menos se indignan por este tipo de tragedias que hace algún tiempo generaban un fuerte impacto sentimental.
Por ejemplo, abandonar a un niño recién nacido en contenedores, alejarse de los abuelos riéndose de su famélica situación, etc, no ejercer ese tipo de solidaridad conveniente y responsable, es el reflejo de deshumanización que se instala entre nosotros, como asimismo forma parte en nuestra vida, entre lo cotidiano y lo más absurdo e injusto. Las víctimas son aquellos que, por diferentes motivos, se distanciaron de la verdadera esencia que esconde su honorable intención humana, o de aquello que pudiera caracterizar y vincular en la pluralidad de sus valores éticos, su más arraigada fuente de sensibilidades. Las falsas expectativas, el empobrecimiento de las relaciones interpersonales, como las mismas exigencias de un sacrificio continuo hacia la satisfacción de propios intereses en su natural modo de significarse, son factores individuales que necesitan cada vez más, la necesidad de ser sustancialmente mejores en todo.

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