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Gente en León

De vez en cuando

Las cornadas que llegarán en 2023

Se acaba el año. Mañana sábado. Y al igual que ocurriera ocho días antes con motivo de la Nochebuena y la posterior fiesta de la Navidad, todo son parabienes y deseos forzados para con los demás. El buenismo es un clásico en estas fechas. Luego, superadas las festividades más populares del calendario decembrino, asomará la cruda realidad por el estrecho ventanuco que pone las cosas en su sitio. Y durante 2023, dadas las circunstancias por las que atraviesa este país llamado por el momento España, no se esperan alboradas de ensueño ni cosa que se le parezca.

Archivado en: Julio Cayón, César Girón, cornadas, 2023

Julio Cayón
30/12/2022 - 01:10

El venidero año se va a convertir en un torbellino. Elecciones municipales, autonómicas -en Castilla y León no tocan estas últimas- y generales. Y la gente, mientras, viendo cómo merma su bienestar y se oscurece su futuro. Todo sube y, en contrapunto, los salarios menguan hasta límites insospechados. Cada vez le resulta más difícil subsistir a esa marcada y amplísima población, situada al borde del precipicio y a punto de caer al vacío. Se ha venido anunciando y se está cumpliendo a rajatabla.
Entretanto, a esos otros que se dicen salvadores de la patria, esos mismos que tienen el encargo de velar por la prosperidad de la ciudadanía, se la suda. Ellos siempre vivirán calientes. Sin mayores contratiempos. Eso sí, se les ocupará la boca con las palabras solidaridad o empatía, y desde los diferentes estrados que les llenan la cartera y el ego, se aplicarán aquello de "consejos vendo, que para mí no tengo". .Lo de compartir nunca ha figurado en su vocabulario habitual.
Y se viene a la memoria la figura de aquel torero venezolano -con muy mala leche, por cierto- llamado César Girón. El sujeto no tenía tope en cuanto a soltar su malintencionada lengua en el patio de cuadrillas, momentos antes de iniciarse el paseíllo. Era costumbre, y continúa siéndolo, desearse entre quienes actuaban los mejores augurios una vez pisado el ruedo. Y se resumía la buena voluntad con la ya famosa frase "que Dios reparta suerte" . Pues bien, el susodicho espada sudamericano se arrancaba en esos instantes con la tremebunda aserción: "cornás pa tos, hijoputas". O, en otras ocasiones, cuando la bilis no le había llegado aún al paladar, sentenciaba: "Que Dios reparta cornás". Sonaba distinto, aunque el sentido era el mismo.
Pues bien. Eso es lo que se espera entre la sociedad española durante 2023, "que Dios reparta cornadas" y al hule. A la enfermería. Que las altas instancias políticas seguirán viendo los toros desde la barrera. ¿Feliz año? ¡Qué guasa!

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