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Gente en León

con la venia señoría

Como intuición oculta de la razón (1ª parte)

A lo largo de toda nuestra vida y desde muy niños nos han inculcado la enorme necesidad de ser escrupulosamente ordenados en nuestros pensamientos y posteriores acciones. Seguimos creyendo que el control sobre todas las cosas que interiorizamos en toda nuestra capacidad sensitiva se acomodaría más pronto que tarde a nuestro querido y siempre valorado esquema emocional.

Archivado en: Manu Salamanca, como intuición oculta de la razón,

Manu Salamanca
13/1/2023 - 01:10

A veces, nuestro impulsivo carácter no tiene por qué ser sinónimo de vida caótica de principio a fin. Por otra parte, un espacio descompuesto por la misma dejadez premeditada llegaría a atenazarnos, aunque no dejaría de ser el rumor de una mente activa, libre e idealista.
El desconcierto en cualquier situación argumental es para muchos la misma esencia de un fracaso acompasado por la inexactitud en cierta inactividad razonablemente lógica, o como la misma idea de cierta laxitud que pudiéramos mostrar ante los demás. No deja de ser una auténtica acción psicológica que trata como tendencia científica su mejor manera de entender, entendiéndonos a nosotros mismos. La misma idea subyace detrás de un comportamiento que pudiera potenciarse en su originalidad, pero con distinta imaginación antes sus respectivas consecuencias. Toda desorganización organizada es, sin duda, una especie de germen de creatividad que pudiera estar muy cerca de ser estético o atractivo a la vista, pero es preciso invocar liberando la mente de ciertos convencionalismos, supuestamente pudieran moverse en cualquier dirección. La idea en la transformación de su coherente respuesta y en donde entre el caos surgirá como poco en la decisión de su consecuente y posterior innovación. Cada uno de nosotros habitamos nuestra privacidad, a nuestra manera y en libertad, cada aptitud y actitud, habla de nosotros, de nuestros hábitos y validas costumbres, no por ello se nos debe etiquetar como representación de diferentes conflictos que traten de amedrentarnos. Hemos de vivir en lo posible lejos del ruido, será la calma la que en nuestra mente, trate de identificarse con sus cosas.
Toda percepción de ideas complementarias a su contextualización, nunca debieran de generar problemas, siempre sería propicio un cierto control sobre él. No obstante, el hecho de crear un nuevo concepto donde habite cierto raciocinio en su tolerancia, generaría estímulos. Nuestro cerebro pudiera relajarse afinando a la vez ingenio, no todas las personas toleramos desequilibrios, y desde luego no falta quien necesite un orden pulcro y absoluto para poder ser sobre todo razonablemente eficaz, como intuición oculta de la razón.

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