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Gente en León

Un amigo de León

A sus puestos

Una vez superada con éxito la Semana Santa, la ciudad de León vuelve a su normalidad; es decir, a convivir entre los que quedamos, cada uno haciendo frente a la cotidianeidad del día a día. Dentro de ella ocupa un lugar destacado la política, con la ya inminente cercanía de las elecciones municipales, que tantas ilusiones concita en los partidos políticos que compiten a las mismas en busca del éxito.

Archivado en: Maximino Cañón, Semana Santa, elecciones municipales 28-M

Maximino Cañón
14/4/2023 - 01:10

Como he venido diciendo en anteriores colaboraciones, respecto a los motivos que motivan el concurrir a las mismas, unos porque ya están y no se quieren ir, porque una vez sentido el calor fuera hace mucho frío; y otros porque nunca han estado dentro y quieren saber a qué sabe eso de ostentar cargo y, si es con mando en plaza y retribuido, mejor. A la hora de confeccionar las listas en liza se tienen en cuenta varios factores: uno es el de la libre designación ‘digital' por el superior en la cadena de mando; otro es el de la capacidad y mérito que puede aportar el aspirante; y el que suele ser más considerado, es el de tener carisma, gracia, o caer bien en la calle que es, en definitiva, donde los que viven en ella te van a votar.
En estos prolegómenos temporales es importante tener en cuenta algunas cosas: lo primero, no meter la pata y darse a conocer en la mayoría de los medios de comunicación en actos públicos que tengan lugar, con la promesa de volver por allí, en el caso de salir elegido, con el compromiso de interesarte por los problemas de los electores, dejando la puerta abierta para atenderles cara a solucionar los problemas que estos tengan. Esto último es muy importante con el fin de contribuir a limpiar la imagen que se tiene respecto a los que practican la política con la mejor intención de servir a la cosa pública, como algo no considerado como propiedad privada sino que se refiera al uso público. Yo, que hace bastantes años pasé por esa experiencia, me quedó en la memoria que lo importante son las promesas que se pueden llevar a cabo aunque no sean deslumbrantes, pero sí de utilidad ciudadana, antes de prometer puentes por los que no pase río alguno.
Así que ya sabemos: A sus puestos y en posición de salida, que nos jugamos mucho para que lo que ahora son sonrisas no se vuelvan luego lágrimas y no tengamos pañuelo para limpiarlas.

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