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Gente en León

Un amigo de León

¡Ójala vivas cien años...!

Cada vez se vive más tiempo, y como dice un conocido estribillo de zarzuela: "Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad".Quien iba a decir que los seres humanos podrían llegar a vivir, en un porcentaje notable, cien o más años. Pues en esas estamos, claro que antes no había casi residencias públicas que se hicieran cargo de las personas mayores carentes de medios.

Archivado en: Maximino Cañón, un amigo de León

Maximino Cañón
16/3/2012 - 11:11

En una gran parte, eran acogidos por la familia cercana, raro era el domicilio que no albergaba un abuelo o abuela compartiendo las vivencias en verdadera compañía de los suyos. Eso era lo normal. Cuando las prestaciones económicas o de sanidad vinieron a paliar aquel otro estado, "el del malestar" que muchos mayores sufrieron, la cosa cambió para mejor. Se multiplicaron las residencias públicas donde quien no tuviera medios (dentro del orden establecido) pudiera ser acogido siempre que, como hoy, pudiera lograr una plaza. Había calefacción pero se carecía de calor de hogar en familia; de ese que calienta las entrañas aunque no exista fuego externo. Hoy salvo raras excepciones, eso no es posible partiendo del principio de que "el casado casa quiere" y que, en la mayoría de los hogares, (exceptuando la crisis) hacen falta dos sueldos para mantener una casa. Los pisos actuales no tienen la superficie necesaria para albergar a la familia de antaño. Ahora se viven más años y, salvo excepciones, con más medios. Antes los pisos no se compraban, se alquilaban y las rentas se mantenían casi sin aumentos. Nuestros mayores raramente sobrepasaban los setenta años y la mayoría de ellos dejaron este mundo sin saber lo que eran pasar unas vacaciones a la orilla del mar o en un hotel de varias estrellas y a pensión completa, esto solamente estaba al alcance unos pocos ricos que invernaban en Alicante. Creo que la medicina, junto con otras ciencias que no nos tocan tan de cerca, ha avanzado sustancialmente y ha hecho que la vida de un español ronde los ochenta, pero que como dije al principio, sin que a nadie le cause sorpresa alcanzar los cien años y esto me recuerda una discusión entre el dueño de un bar y un cliente bebido al que no le servían, y este último, con la intención de vengarse airadamente dijo: ¡Ójala vivas cien años "pa" que sufras! Y...a lo mejor tenía razón.

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