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Un amigo de León

¿Todos vivos?

Parece una pregunta que se hace ante cualquier catástrofe o desgracia una vez producida ésta. Pero el mensaje va en otra dirección. En los años en los que vivimos la natalidad no es algo que marque tendencia al alza. Primero porque la vida laboral impide o dificulta (a pesar de la conciliación laboral y otros intentos) el tener muchos hijos.

Archivado en: Maximino Cañón, un amigo de León, vivir bien

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Maximino Cañón
23/3/2012 - 11:11

Pero lo que si es cierto es que ,tal y como están las cosas, el tener familia se mira con lupa, aunque el deseo de la pareja contraste con el bajo número de nacimientos de niños y todos verían con buenos ojos poder disfrutar de algún retoño sin sobresaltos. Una cosa es vivir bien, con un trabajo digno, piso en alquiler o en propiedad al alcance de tu esfuerzo, sin hipotecarte para toda la vida con el deseo compartido de ‘sacar la familia adelante' y otra muy diferente es que al no poder tener nada de lo descrito a lo mejor lo que se consigue es "que te saquen con los pies por delante".Algunos pensarán para sus adentros aquello de que tiempos pasados fueron mejores. Lo que pasa es que los recuerdos falsean la realidad y cuando nos referimos al pasado nos estamos refiriendo a algo inamovible que, en cualquier caso, pasó y ya no sentimos el frío en las casas de entonces, el cansancio al subir las escaleras (casi ninguna casa tenía ascensor), y el ver la TV en blanco y negro rodeado de vecinos y amigos. La gente que no podía sobrevivir o que buscaba otros horizontes emigraba (con permiso de trabajo que previamente, en la mayoría de los casos, había expedido el Ministerio de Trabajo). Los pueblos estaban poblados y aunque con las desventajas que proporcionaba el no vivir en la capital se tenían mejores medios propios para subsistir en lo que a alimentación y vivienda se refería. La mano de obra joven abandonaba las pequeñas localidades y solo volvía para las celebraciones haciendo ostentación de buenos sueldos y de alta calificación profesional. En fin, que en lo que se refiera al trabajo hubo unos años en que era fácil encontrarlo, lo que daba a lugar a gastar bromas que hoy serían de mal gusto o de soberbia por ejemplo: ¿Cuántos hermanos sois? Diez. ¿Todos vivos? No, vivos otro y yo los demás trabajan. Cómo cambian las cosas, hoy se diría... ¡Todos vivos! Sí, gracias a dos que trabajan, y que sea por mucho tiempo.

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