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¿Tengo carta...?

... Espero que al recibo de esta te encuentres bien. Yo bien por el momento. Así empezaban las cartas cuando estas eran los verdaderos vehículos portadores de las noticias a distancia. Se mantenían amores, se comunicaban desgracias y alegrías. El teléfono normal (antes de los móviles) convivió con la carta en los últimos años antes de que, por mor del desarrollo tecnológico, aparecieran los móviles, el Internet., las tabletas y toda la gran familia de la ultra comunicación.

Archivado en: Maximino Cañón, Correos, carteros, cartas, internet, tablets, tabletas, móviles

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Maximino Cañón
27/4/2012 - 09:35

Ahora no existen distancias ni horarios ¡ni intimidad! (te pueden o puedes llamar a cualquier hora y... en cualquier sitio). Pero reconociendo la utilidad de los medios modernos es bueno recordar aquello de que lo escrito, (normalmente en papel) escrito queda. El escribir cartas tenía (y tienen para los que lo sigan practicando) varias funciones sociales. Primero se compraba el papel y el sobre. Después comprabas el sello y mientras tanto también se contribuía mantener un servicio sólido y eficaz como era Correos y Telégrafos. Que importantes eran los carteros, sobre todo cuando llamaban a la puerta o al timbre y decían"El Cartero": ¡Tienen Carta! Y algunas veces te daba un vuelco el corazón pensando en: ¿Quien será? O susurrando en voz alta: Es de mi Jose, que estaba pasando la mili en África, y hacía un tiempo que nos habíamos comprometidos como novios formales, si es que alguna vez los hubo. Las cartas de amor se llevaban la palma. Se veían y se olían. Algunas llegaban impregnadas de "perfume" para recordar momentos pasados juntos. Después estaban las más fogosas "las que tenían estampados en un rojo chillón, al final de la carta, los labios de la amada en la distancia" que insinuaban amor eterno (o eso se creía).La carta suponía atención, reflexión y esfuerzo. En ella se expresaba lo que muchas veces cara a cara uno o una no era capaz de decir. También servían para romper: como no he recibido carta tuya creía que no querías saber nada de mi y de esta forma la culpa para el cartero a lo que este con muchos amoríos a sus espaldas fraguados en las cartas que a lo largo de su vida había entregado respondía con aquella máxima: "Las cartas que no llegan son las que no se escriben".El cartero ya no llama dos veces, con una vale. Así que a escribir, aunque sea de vez en cuando, y ya veréis que "gustirrinin da".

 

 

 

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