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Gente en León

con la venia señoría

¿Somos duda razonable?

Nos transformamos a diario y desde nuestra impaciente niñez nos esforzamos con increíble zozobra en resaltar un conocimiento tan cognitivo como el lenguaje que racionalmente experimentamos con auténticas expresiones de suficiencia, acompañadas en ocasiones de ciertos matices de notoriedad.
Este desarrollo es consecuencia de la voluntad de todos nosotros por entender la más básica realidad de nuestros dias en sociedad, un factor de personalidad y educación, que no está ligado a la inteligencia o intelecto de cada cual (eso pienso).

Archivado en: Manu Salamanca, duda razonable

Manu Salamanca
27/10/2017 - 01:10

Por lo que advertimos desde nuestro control ético, el hecho de no resignarnos a descartar las corrientes que la ignorancia más atrevida pueda mostrar con su sello de arrogancia y sus ecos de vulgares ordinarieces y que lamentablemente discurren por cualquier asociacion cívica de hoy en día como detonante de lo insignificante o superficial....
Un razonamiento inductivo, metódico, debiera dar como respuesta a una acción-reacción que pudiera ser libre en todo su significado ¿no creéis? no desde el punto de vista lógico; sino desde la perspectiva dialéctica y conversación, guiando a posteriores interlocuciones a definiciones cercanas a la más precisa descripción y mejor teoria para que por ella misma y su propia deducción pudiera abordarse de la forma mas clara y concluyente...
Existe un bien que nos reporta seguridad adaptándose en su mayor contextualizacion, me estoy refiriendo al conocimiento del saber frente al gran mal que el propio olvido y torpeza cause estragos en la Cultura que también protegeríamos ante la inexperiencia y omisión de una encrespada desgana o dejadez propia...
Hay que plantearlo como desarrollo íntegro y total de la persona, como realidad deseada de la más mínima reflexión de todos esos argumentos que nos rodean y qué insistentemente aceptamos deseosos como el más sabio de los consejos...
La interpretación de uno mismo radica en las nobles e innatas vivencias de juventud, como fuerza envolvente de una identidad o temperamento arraigado en la modestia que alcanzando el pudor, consagre el amor a la templanza y a la justicia, virtudes al fin y al cabo que deben predominar en un carácter afable y abierto a un proyecto de incluso utopía con representación dentro de una envidiable civilizacion, que en cualquier caso sería difícil de poner en esperanzadora práctica.¿No os parece? Cuidaros...

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