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Gente en León

un amigo de león

La perra vida de los perros

Estoy paseando por la Calle Ancha cuando, un tanto sorprendido, observo como un vehículo de Protección Civil viene abriendo paso a un trineo con ruedas, tirado por cuatro perros de raza'huskis siberianos', que después se estacionaria en el entorno de la iglesia de San Marcelo para recibir la bendición de san Antón, defensor y patrón de los animales.

Archivado en: Maximino Cañón, perros, san Antón, vida perra de los perros

Maximino Cañón
25/1/2019 - 04:40

La bendición de los perros, ya que solamente un gato acompañó dicha comitiva, estuvo precedida por las tres vueltas que, hermanos de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y el Silencio en procesión, acompañados por cantos de la tierra, llevaron a cabo alrededor de la iglesia.
Sin entrar en más detalles, me vino a la memoria lo que un profesor, en una clase de Economía, nos decía; que el nivel de vida de los países se medía en función del número de animales de compañía por habitante, así como por los kilos de cemento con el mismo criterio. La verdad es que a los alumnos que escuchábamos la lección nos sonaba a música terrenal aquello, sobre todo lo referido a los perros, ya que los perros abundaban por las calles a su libre albedrío sin que nadie les hiciera caso y quedando a merced de los injustamente mal vistos perreros (laceros municipales en términos oficiales). Este animal se le tenía de guardián de propiedades rurales, fundamentalmente, sobre todo el leonés ‘Mastín'.Tambien como animal de compañía allí donde hiciera falta, alimentándose de las sobras que encontraban o que sus amos les facilitaban sin otro miramiento. De ahí del famoso dicho de: ‘Lleva una vida de perros" como sinónimo de una vida dura, de mucho trabajo y de poca compensación y que, en la actualidad, habría que modificar, según a cual de ellos te dirigieras. Ni llenos de estupefacientes los perros se iban a imaginar que, menos la hoja de salarios y la cartilla de la Seguridad Social, iban a tener una existencia llena de comodidades a cambio de hacer la vida más llevadera acompañando a mucha gente, evitando, de esta manera, la triste soledad. Creo que dar esta ocupación a estos animales o mascotas de compañía y defensa nos hace mucho más humanos sin tener el derecho de vida o muerte sobre ellos, aunque a veces alguna mano aviesa se salte este precepto. En cualquier caso, y esperando que el excesivo cuidado de estos animales no nos haga olvidar a los seres humanos desprotegidos, ¡Viva san Antón!
En recuerdo de ‘Camuñas' y ‘Leona', mastines que mi padre crió con cariño.

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