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con la venia señoría

Timón de control

Nuestra sensibilidad y muchos de los conflictos personales no exentos de connotaciones negativas, suelen activarnos en emociones no siempre deseadas y como simples agitadores de afecciones y estados anímicos de naturaleza sombría. Suelen tener una mayor intensidad cuando el conflicto que surge mantiene una relación meramente afectiva en el tiempo y como bien pudiera suceder en los distintos entornos de la familia, la amistad o de la simple pareja.

Archivado en: Manu Salamanca, relaciones afectivas, timón de control

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Manu Salamanca
21/2/2020 - 03:30

No hay mayor atracción que aquellas acompasadas mentes que encajan totalmente en sintonía con las de otras personas descubriéndose más allá de la piel, incluso de los sentidos, el hecho de sentirse es renacer en el otro sin dejar de ser uno mismo.
Encendemos sentimientos insospechados, ellos nacen sensorialmente de intensas vibraciones, que no podemos ni ver y menos tocar. Su autoridad nos limita en su apego de influencia, nos beneficia en el más amplio abanico que se sitúa en ese estado de tranquilidad, de paz interior y que refleja la apetecible calma de siempre y dentro de una supervisada bondad que nos permite creer en muchos estimulos predisponiéndonos a ser mejores.
Algunas personas llegan a experimentar una auténtica unión mental con cualquiera hasta concretar una llamativa fascinación que deleite con combinaciones de gustos, placeres, sobre todo complicidades, a unos maravillosos instantes imposibles de olvidar.
A través de esa bonita relación se inscribe el respeto, el reconocimiento, el amor del bueno, trasciende por nuestra piel junto con esas impresiones que vamos recogiendo como la viva imagen que siempre quedará vinculada a nosotros. Nada es negativo en las relaciones "afectivas" la percepción, la conciencia, el juicio de valor, el razonamiento más equilibrado en ésta parte exterior de nuestro cerebro, se forma por diversas y complejisimas redes neurales que todos disponemos en nuestro timón de control. Sed felices.

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