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Gente en León

con la venia señoría

Evaluación perceptiva

Estoy completamente seguro de que cuando hablo del amor no estoy refiriéndome al hecho de ser ‘narcisista' ni de pensar en amarme a mí mismo y como principio básico de una historia inacabada, siempre eterna. Pero por mucho que crea entender su concepto, tampoco voy a referirme al uso constante del "yo", "yo", "yo" ni de vivir tampoco mi interés propio en aras de buenas sensaciones e inmejorables compromisos.

Archivado en: fManu Salamanca, evaluación perceptiva, amor

Manu Salamanca
22/10/2021 - 04:40

No hago hincapié en tratar de luchar contra el mundo y para tan solo poder expresarme o conseguir aquello que quiero y deseo. Mi gran amor hacia todo lo que trato de alcanzar es aquel que me sugiere mirarme a mi mismo con total nitidez y descaro; es el que pudiera mostrar con respeto y por todo lo que he sentido anteriormente, de todo lo que soy en la actualidad y, por lo que querré ser y sentir en un futuro próximo. Sobre todo será aquel que sea dueño del dominio más absoluto que utilizaré mediante un diálogo interno y sincero, que crea justo reconocer con suficiente espontaneidad y ante los demás. No olvidarse que nuestro gran orgullo acompaña siempre a una autoestima que van siempre de la mano, son elementos imprescindibles con los que intentamos llevar una vida más saludable y satisfactoria.
Una gran mayoría de nosotros no sabemos querernos de manera leal y consecuente, lo cual irremediablemente nos lleva a vincularnos con la más desgarradora discriminación que fomenta la división de su social estructura y conveniencia, siendo la misma analizada como parte extrema ante una clara determinación en tan premeditado e influyente desahogo.
Sólo cuando aprendemos a conocernos un poco asociamos amarnos con la satisfacción que emana del autoconocimiento instantáneo que se declara en su mejor aceptación y acogida. No romper con ese estereotipo de todo aquello que limita y no te permite vivir libre nos mete de lleno en el más osado sinónimo de atadura y esclavitud que oprime, sobre todo desgasta.
Sólo cuando nos damos cuenta de lo especiales que somos simplemente por ser nosotros, por nuestra altura de miras, por nuestra capacidad de decisión, terminamos sencillamente por asombrarnos. Tened en cuenta que a partir de ahí nuestros mejores amigos se convierten en natural entendimiento, en total creación y virtuosismo, dentro del poder organizativo que suscita nuestra existencia. Nuestra vergüenza y su culpa, como esa descerebrada ira, se esconderán cobardes y bajo la enorme crispación que su flujo sintomático de predominio llegue a exterminarse intrépido sobre el poder de nuestras vidas.
Siempre atentos en actuar en función de nuestras imperiosas necesidades, nunca desde nuestros autoritarios deseos, estableceremos límites, nos protegeremos de aquellas personas tóxicas que deambulan precipitándose en su exclusivo y macabro egocentrismo. Si tomamos conciencia de todos esos pensamientos, interpretaremos el perdón con verdadera genialidad, nos liberaremos emocionalmente de muchos prejuicios hacia algo hacia alguien, empatizaremos con los demás, reconociendo nuestra propia autenticidad y sintiendo emociones llegaremos a sensibilizarnos, dentro de ese conjunto de percepciones, proezas y pensamientos, como de todas esas tendencias de comportamientos y hacia nuestra forma de ser y, hacia todos los rasgos de nuestro carácter. Su "evaluación perceptiva" y dentro de su jerarquía de necesidades humanas que se describe como imperante necesidad, pero como expresión de aprecio que podamos merecer como único respeto, llegará a acoplarse mucho más que su renombre, incluso mucho más que la propia celebridad y su adulación continuada.

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