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De vez en cuando

La Junta Mayor y Pascua 'in albis'

Siendo niña -hoy es una hermosa adolescente y una brillante estudiante- decía, si estaba convencida o pensaba que algo no era lo correcto, "mal, muy mal, fatal". Y Paulita, pese a su corta experiencia en agraz por aquello de estar abriendo los ojos a la vida, casi siempre daba en el clavo cuando lo pronunciaba. A día de hoy Paulita -o ya Paula- tiene en exclusiva el ‘copyright' de la frase. Es suya. Disfruta de la patente.

Archivado en: Julio Cayón, Semana Santa, Junta Mayor de Cofradías de Semana Santa, Basílica La Virgen del Camino, Fiesta de las Cabezadas

Julio Cayón
29/4/2022 - 01:10

Pues con su consentimiento, el 'registrado' "mal, muy mal, fatal", podría aplicarse a la Junta Mayor de Cofradías de la Semana Santa de León por haberse plegado a intereses ajenos a sus postulados. Eso de suspender la tradicional misa de acción de gracias en la Basílica de la Virgen del Camino el domingo ‘in albis', el 24 de abril, olió a política de mercadillo y tenderete. A politiquilla interesada. Los sagaces ‘amos' de la Junta decidieron trasladar la solemne eucaristía al sábado anterior, a la una de la tarde, porque coincidía con la Fiesta de las Cabezadas. ¿Y?, ¿qué tiene que ver el culo con las témporas? Pues nada de nada, claro, pero la cosa funciona así.
Y todo para que la municipalidad de la capital leonesa -el sufrido alcalde junto a algunos concejales- pudiera asistir al santuario dominico y, con sus bandas y bastones, ‘vistiera' el acto religioso en Valverde de la Virgen, que, recuérdese, es el municipio donde se celebra la ceremonia y en el que manda su ‘perpetuo' regidor, el ‘popular' David Fernández.
De modo, que se mire como se mire la medida fue un despropósito en sí misma. Y dar que hablar sin necesidad. Las cofradías -en este caso el ente que las aglutina- no debe -poder sí puede y a la vista está- romper una tradición que se arrastra desde hace muchísimos años y a la que asisten docenas de cofrades y otras personas afectas a la Semana Santa. Las hermandades deben estar siempre ajenas a la política y a los políticos, salvedad hecha de la colaboración anual que emana de las instituciones públicas y, en este caso, del Ayuntamiento de León, que se vuelca con los papones.
Eso de querer estar al plato y a las tajadas, repicando y en la procesión no funciona. Es imposible. Y es lo que ha pretendido la Junta Mayor con una medida que, incluso, podría tener otras lecturas, por ahora fabuladas. Por ahora. En la vida hay que elegir y no valen medias tintas. Y otra cosa. Del alcalde, que, por agotamiento (literal) envió a un propio que le representara, no tendrán queja. Se ha multiplicado para atender a todos. Merecía un descanso.

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