Gente en La Rioja

Este jueves 11 de junio vuelve a ser San Bernabé. Sin embargo, el día del patrón de Logroño va a ser muy diferente este año respecto a lo que los logroñeses están acostumbrados. Para empezar, no se celebran las habituales fiestas en las que se conmemora la resistencia de la ciudad frente a los franceses cuando fue sitiada en 1521. Además, la pandemia generada por la COVID-19 ha hecho que los actos conmemorativos se hayan reducido a los mínimos más básicos con la seguridad como centro de todo.

   Bien lo sabe Pablo Hermoso de Mendoza, que nunca imaginó que su primer San Bernabé al frente de la Alcaldía iba a ser tan diferente. Asegura que le “hacía mucha ilusión poder dar esos tres banderazos en los sitios emblemáticos de Logroño pudiendo disfrutar la fiesta con normalidad” y reconoce que para los logroñeses “son días muy emotivos”, pero “hay que sacrificarse por un bien mayor como es la salud”.

Este año no se pueden celebrar las fiestas de San Bernabé
Están oficialmente suspendidas, pero vamos a intentar respetar, con toda la prudencia y las restricciones de seguridad, la espina dorsal del voto de San Bernabé. Habrá algunos actos de carácter muy institucional como la misa del día 11, las luminarias la víspera en el Ayuntamiento junto con un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus y un pequeño acto recordando el día con una declaración institucional acordada en el Pleno. Por otro lado, la Cofradía del Pez y la Cofradía de San Bernabé van a hacer un pequeño gesto en la Cocina Económica para poder ofrecer el pez, el pan y el vino, así como el toro guisado para las personas más vulnerables.

A falta de banderazos e insignias al uso, ¿cómo va a ser ese acto?
Se va a hacer un reconocimiento a toda la ciudadanía de Logroño por su comportamiento cívico, responsable y prudente estos meses tan duros con una mención especial a todo el personal sanitario, que ha estado en la primera línea, y a todos los servicios públicos y trabajadores esenciales. Ahora, más que nunca, se ha visto su importancia.

¿Cómo se plantea el 500 aniversario del sitio de Logroño en 2021?
Esperamos poder hacer todo lo previsto. Nos gustaría y esperamos que el año que viene, desde abril hasta octubre que serán los seis meses en los que desarrollaremos los actos con un hito claro que es San Bernabé, se puedan dar las condiciones de normalidad completa para celebrar con toda la intensidad el quinto centenario. Estamos trabajando en ese escenario y si hay que ajustarlo atendiendo a otra casuística, lo haremos. Hay actos o eventos de carácter cultural o educativo, e incluso festivos, que probablemente se van a poder llevar a cabo con cierta normalidad.

Para la ciudad, ¿qué supone no celebrar estas fiestas?
En una situación de normalidad hubiera sido un buen momento para venir a Logroño, pero todavía estamos retornando a la actividad, de menos a más. Mantener dos o tres meses cerrada la verja de un comercio o de un bar es muy duro. Tratamos de ser flexibles y ayudar y apoyar a todos esos establecimientos para intentar que esto se reactive de la mayor y mejor manera posible. Yo creo que hay muchas ganas de vivir, disfrutar, consumir y volver a hacer lo que veníamos haciendo, pero también existe esa prudencia y responsabilidad, con las medidas de higiene y seguridad, y la actividad económica se ve aún limitada.

¿Cómo se desarrollará el verano?
La apertura de la temporada turística de cara a julio y agosto, e incluso un poco antes, es esperanzadora desde el punto de vista económico, con movilidad entre comunidades cuanto antes. Especialmente para nosotros que recibimos constantemente la visita de nuestros vecinos navarros y vascos. La reactivación del consumo es importante y nos debería permitir volver a la normalidad. Siempre se ha dicho que esta no es una crisis económica al uso por desajustes de oferta y demanda o de problemas financieros. No, hemos tenido que parar dos meses y medio a la espera de que el sistema sanitario no colapsara. Ahora desde las administraciones tenemos que poner todos nuestros recursos en la activación de la creación de riqueza. Tenemos el objetivo de salir juntos de esto evitando una quiebra económica que comporte una quiebra social porque, lamentablemente, estamos atendiendo a cada vez más gente en estado de vulnerabilidad.

¿Y después?
Si todo fuera bien, volveríamos a una cierta normalidad. Hay una incertidumbre generalizada por cómo será el otoño e invierno y si habrá nuevos rebrotes. Habrá que tomar decisiones impopulares porque cuando la actividad se reduce, los ingresos bajan y los ayuntamientos no pueden endeudarse; así que para mantener los servicios deben restringir sus gastos, hacer ajustes y tomar medidas que no van a contentar a todo el mundo, pero que implicarán la racionalización del gasto.

La Laurel y zonas similares van a abrir, probablemente, la próxima semana y la tipología de los negocios puede hacer inviable la rentabilidad en la fase 3. ¿Cómo lo ve?
Además de ayudar a pymes y autónomos, estamos en contacto con el Gobierno de La Rioja y el central para gestionar una consideración especial y de singularidad. Todos somos conscientes de la situación y esa zona es un símbolo de la ciudad y uno de los atractivos turísticos más fuertes. En la Laurel hay diferentes tipologías de establecimientos, algunos que podrán abrir siguiendo las medidas de la desescalada, y otros más pequeños donde es más complicado. Es bueno que puedan ir abriendo pese a las dificultades. Les hemos ofrecido algunas alternativas como la posibilidad de usar instalaciones municipales; no obstante, ellos y todos entendemos que la naturaleza de estos bares es estar en esa calle y poder disfrutarlos ahí.

El nuevo plan ‘Calles Abiertas’ está sorprendiendo a los ciudadanos.
Hay un modelo de ciudad al que aspiramos, centrado en el bienestar de las personas. Con la situación sanitaria actual se ha hecho patente una reflexión sobre aquellas calles con 14 metros de calzada y aceras de menos de 3 metros. Muchas aceras tienen menos de metro y medio. Un buen vivir se consigue pensando en todos y en Logroño un 75% de los trayectos son paseando. Tener más espacio para los peatones es beneficioso. Es muy nuevo pintar las calles de colores de manera que se confunda en cierto modo a los conductores para que reduzcan la velocidad drásticamente y perciban rápidamente que la calle es de prioridad peatonal, por lo que se puede circular muy despacio o hacer carga y descarga. Mucha gente nos estaba pidiendo valentía para eliminar la doble fila y facilitar ir a pie, ya que muchos vecinos creen que la ciudad estaba más pensada para los coches. Estas acciones han sido bien recibidas.

Se ha publicado el pliego de los fuegos artificiales de San Mateo. ¿Se van a celebrar esas fiestas?
No lo sabemos todavía. Es algo que está encima de la mesa. Hay procesos administrativos que ponemos en marcha porque llevan su tiempo y hay que hacerlos, pero no es ningún indicador de que se vayan a hacer. Hay elementos que nos invitan a la prudencia. Lógicamente no sé si a día de hoy juntar a 6.000 personas en el Ayuntamiento para lanzar un cohete parece lo más prudente, aconsejable o sensato. Me gustaría horrores poder hacerlo porque es un momento muy grato y emotivo pero creo que no es lo mejor. Las autoridades sanitarias nos irán diciendo, aunque el sentido común indica que las concentraciones masivas no parecen la mejor opción. Todavía es pronto y estaría bien poder celebrar las fiestas con  el mayor número de actividades y que fueran unas fiestas plenas pero debemos ser prudentes. Ahora empieza a ir la cosa bien pero veremos qué pasa porque ya empieza a haber rebrotes en otros países y hay gente que no tiene la prudencia adecuada, estamos viendo contagios donde se juntan muchas personas subiendo la tasa de contagios y el virus se vuelve a diseminar y lo que no nos podemos permitir, de ninguna manera, es volver a caer en una situación tan dura de restricciones y confinamiento como la que hemos vivido estos meses. En ese equilibro, vamos a tomar siempre las decisiones más prudentes y sensatas desde la Administración. Veremos qué se puede hacer en San Mateo.

El día 15 se cumple su primer aniversario como alcalde. ¿Qué balance hace de este tiempo al frente del Ayuntamiento de Logroño?
Yo hago un balance muy positivo. De aquellos verbos que utilizábamos al principio de crear, crecer y cuidar, al menos dos ya están en funcionamiento. Hemos creado nuevas condiciones, un nuevo clima político, nuevas formas de hacer... y estamos cuidando a la gente. Crecer sí que nos va a costar más porque la COVID-19 nos ha impedido crecer y es en lo que nos debemos afanar en los próximos meses y años. Para mí está siendo una experiencia tremendamente positiva e ilusionante, en la que hemos aprendido muchísimo y de lo que más contento sigo estando es de haber conseguido un equipo de trabajo muy comprometido, cohesionado y compacto. Aquí hay gente con toda la ilusión, las ganas y todas sus capacidades, muchos de ellos han venido de diferentes parcelas profesionales para intentar, durante un tiempo, ofrecer lo mejor. Creo que también hay un ejercicio democrático muy interesante: es la primera vez que en la Junta de Gobierno hay tres formaciones políticas como Unidas Podemos, Partido Riojano y PSOE, que están trabajando como un equipo y gestionando bien y de forma razonable las diferencias, matices o perspectivas que haya y enriqueciendo las políticas centrales de justicia social, desarrollo medioambiental y sostenible y con ese sentimiento riojano que va desde lo más tradicional a lo más vanguardista y que tiene que ver con pensar y desarrollar una amplia y sólida confianza en nosotros mismos y somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos. Para mí es un honor y un privilegio ser el alcalde de Logroño, y agradezco a todos los grupos políticos su actitud, educada y razonable. Ha sido un año complejo, anómalo, duro, con un presupuesto prorrogado desde 2018 que condicionaba la acción política. Ahora con un presupuesto propio nos ha tocado enfrentarnos a la gestión de la COVID, con una crisis sanitaria, económica y social... y seguimos con ganas de crecer y cuidar a la gente.

¿Y en lo personal está mereciendo la pena?
Me merece la pena en el sentido de que es un espacio privilegiado para aprender de una forma intensa y rapidísima. Ver una ciudad desde aquí, cómo se organiza, me permite comprender y valorar inmensamente como en una ciudad de 150.000 habitantes hay 850 servidores oúblicos que hacen que muchas cosas funcionen. Limpieza, jardines, servicios sociales, bomberos, policía local, cultura, educación; desde el más mínimo detalle que afecta a la ciudad hasta la estrategia más elevada tiene que ver con servidores públicos que hacen que las cosas funcionen. Verlo desde dentro, en primera persona, y comprobar el compromiso de todo un ayuntamiento es tremendamente emocionante, porque además me permite conversaciones que hiubiera sido dificil tener si no hubiera estado aquí. Es un esfuerzo intenso pero tiene un aprendizaje intensísimo y se ve rapidamente los resultados de las acciones que se plantean: desde arreglar una farola o un banco o estar cerca de la gente. Eso hace tomar conciencia de la importancia de la responsabilidad pública y de que lo que haces influye claramente en la gente.