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PRIMER PLANO

El asedio de Logroño de 1521: a medio camino entre el mito y la realidad

El profesor de la Universidad de La Rioja, Diego Téllez, aboga por revisar este episodio para dotarlo de rigor histórico

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El profesor Diego Téllez en su despacho de la Universidad de La Rioja · Y.Ilundain/GENTE

El profesor Diego Téllez en su despacho de la Universidad de La Rioja · Y.Ilundain/GENTE

"Asparrot era un general bastante inexperto que había sido nombrado gracias a que su hermana era amante del emperador francés Francisco I"

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Yolanda Ilundain · GENTE en Logroño
13/9/2019 - 05:01

En la historia de los pueblos no pocas veces la línea que separa el mito de la realidad es tan fina que se confunde. Algo así sucede con uno de los grandes hitos de la historia de Logroño: el asedio de las tropas franconavarras de 1521.


   ¿Qué hay de leyenda y qué de realidad en este episodio convertido en parte de la identidad de la ciudad? El profesor de Didáctica de Ciencias Sociales de la Universidad de La Rioja, Diego Téllez, ha buceado en este hecho histórico para tratar de arrojar luz sobre lo que realmente sucedió a mediados del siglo XVI. ¿Su primera conclusión? “Prácticamente todo lo que creemos conocer sobre el asedio es mito, hay que revisarlo porque se han ido perpetuando una serie de mitos y lugares comunes sin sustento en las fuentes de archivo”, apunta.


   A la hora de reconstruir la versión de 1521, la falta de fuentes históricas de primera mano ha llevado a Logroño a echar mano de los relatos de Albia de Castro “que data de 1663 y es una obra muy poco creíble que mitifica los orígenes de Logroño” y de Sandoval “que versa sobre la vida del emperador Carlos I y no está centrado en Logroño”.


    Así las cosas, no es exacto que  los franceses invadieran la ciudad de Logroño.  “No nos invadieron a nosotros sino que era un ejército que pretendía recuperar Navarra para el rey navarro Enrique Albret y que colateralmente llegó a Logroño. Era un ejército franconavarro, no solo francés, aunque sea más grandilocuente decir que los logroñeses se enfrentaron al ejército francés”, explica, lamentando el silenciamiento de la participación navarra.


    Lo que tampoco parece muy ajustado a la realidad es que las tropas al mando del general Asparrot tuvieran gran armamento ni que estuvieran formadas por entre 18.000 y 20.000 soldados “ya que las fuentes francesas dicen que en Navarra entraron 12.800, de los que no sabemos cuántos llegaron a Logroño”. Además, no toda la ciudad, entonces habitada por unas 6.000 personas, fue sitiada “por lo que muchos no podían ser porque Logroño no era muy grande”.
 
EL HEROISMO DE LA CIUDAD
También hay exageración en el heroismo de los logroñeses.“Aunque resistir un asedio es heroico, hay que tener en cuenta que en Logroño había entre 2.000 y 3.000 soldados profesionales que fueron llegando de Navarra huyendo precisamente de las tropas franconavarras y que estaban vertebrados en torno al capitán de la frontera y corregidor  Pedro Vélez de Guevara”, relata. A esta circunstancia se suma que el ejército franconavarro “no estaba preparado” y tenía al frente a un general, Asparrot, “bastante inexperto y que había sido nombrado gracias a que su hermana era amante del emperador francés Francisco I y no por sus cualidades militares”.


Muro del Revellín, epicentro de las celebraciones del asedio de 1521 que sustentan las fiestas logroñesas de San Bernabé    Tampoco tiene mucho rigor histórico el reparto de los panes, peces y vino “que surgió en el entorno de un grupo de amigos que luego crearon la Cofradía del Pez en los años 30-40 del siglo XX ya que el voto de San Bernabé en ningún momento habla de pan, peces y vino como alimentos que hubieran sostenido a los defensores”.


    Los banderazos, asegura, tampoco figuran en el voto de San Bernabé y en cuanto el arco de San Bernabé “es un añadido del siglo XVIII como forma de agasajar al entonces procurador mayor”.


    Y es que la leyenda de la defensa de la ciudad se fue exagerando desde el principio “como forma de atraer los privilegios de Carlos I como exenciones fiscales o las flores de lis en el escudo que se consiguieron y que son reales”. El asedio en cuestión comenzó el 25 de mayo de 1521 “después de que las tropas arrasaran Los Arcos donde se detuvieron lo que proporcionó a los logroñeses un tiempo clave para conseguir víveres y preparar la defensa de la ciudad” y terminó el 11 de junio, día de San Bernabé.


RECUPERAR LA HISTORIA
La celebración en 2021 del quinto centenario del suceso para el que se prepara la capital riojana supone, en opinión de este profesor, una “magnífica oportunidad para revisar y difundir la historia porque ahora mismo no hay ninguna obra de referencia sobre el asedio ni tesis doctorales. Está fenomenal que celebremos los festejos, pero una cosa es el festejo, que es muy respetable, y otra el rigor histórico”.


    En este episodio histórico acrecentado por el mito resultan claves protagonistas como el general Asparrot “de cuyas decisiones erróneas se desprende el fracaso de la intervención”, su lugarteniente
Jacques Santa Colomba “un noble francés de la Baja Navarra con bastante protagonismo en la campaña” y el corregidor Pedro Vélez de Guevara “una especie de gobernador que era primo del duque de Nájera con el telón de fondo de los enfrentamientos nobiliarios que existían  en La Rioja “.


   Para entender  este asedio “que no fue una simple escaramuza, pero tampoco Waterloo”, insiste en que hay que tener en cuenta el contexto nacional e internacional. “El asedio de Logroño fue una batalla de otras muchas que hubo en cuatro frentes dentro de la Guerra de los Cuatro años entre dos reyes, el español y el francés, en un contexto internacional de rivalidad por la hegemonía europea entre  el emperador Carlos I de España y V de Alemania y Francisco I de Francia en la que España ganaría la partida”.

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