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PRIMER PLANO

La prevención de incendios en verano arranca ya en los montes de La Rioja

Un total de 78 agentes forestales, 27 técnicos y 85 personas englobadas en 12 retenes trabajan desde otoño para eliminar el matorral seco y limpiar áreas de riesgo. En 2018 hubo 35 incendios que quemaron 122,77 hectáreas; la detección es una de las razones por las que se logra atajar el fuego casi en fase de inicio.

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Virginia Ducrós · GENTE en Logroño
05/12/2019 - 05:15

Agentes forestales utilizan fuego técnico en la extinción de un incendio en el monte · GENTESe dice que los incendios se apagan en invierno. Puede sonar contradictorio a simple vista, pero no lo es. Una vez terminado el verano, y con la llegada del periodo otoñal e invernal, toca limpiar los montes con el objetivo de que estén preparados cuando apriete el calor y las altas temperaturas vuelvan a activar las alertas o a catalogar determinados puntos como ‘zona de alto riesgo de incendios’.


    “En general hablamos de la eliminación del combustible -matorral seco, hojarasca, ramas caídas, arbustos...-, aperturas de fajas auxiliares, limpieza de cortafuegos, marcaje de tajos, etc.”, apunta Paco Guzmán, agente forestal y miembro de la Brigada de Investigación de Incendios. Pero su trabajo, estos días, va mucho más allá de la prevención.


    Previamente “ha habido una información por parte de agentes forestales de la situación de los montes, de dónde convendría actuar”. Esa comunicación es clave, sobre todo la relativa al combustible muerto -principalmente matorrales secos-, “que entraña un peligro mayor para los incendios, por eso procuramos quitar absolutamente todo”. También se intenta mantener limpia “la interfaz entre la zona agrícola y el bosque”. Asimismo, para proteger el bosque o los caminos se crean fajas auxiliares con una distancia que oscila entre los 20 y 30 metros, y se llevan a cabo “clareos, desbroces y limpieza de cortafuegos”.


    Como reconoce Guzmán, su trabajo estos días es transversal, porque además de realizar estas tareas, están concediendo autorizaciones para quemas. “En época de bajo riesgo de incendios las damos para eliminar restos de poda, de huerta... Lo hacemos ahora porque no entraña riesgo para la masa forestal”. Las lluvias de los últimos días están ayudando, y mucho. “Ha sido un maná. Estábamos viendo ya algo de estrés hídrico incluso en el monte”.En La Rioja hay 78 agentes forestales y 27 técnicos pertenecientes a la Dirección General de Biodiversidad. “Cuando empecé a trabajar, hace ya 34 años, entre celadores y agentes forestales éramos 101. Con volver a retomar ese número creo que estaría bien, pero me quedaría corto”, reclama.


    Asimismo, el número de personas englobadas en retenes es de 85 -ascienden a 108 en época de alto riesgo de incendios-, que se incluyen en el grupo de 12 retenes que opera en la comunidad. “Son bomberos forestales que trabajan los 12 meses del año, no solo en labores de extinción en la época de alto riesgo, y cubren todo el territorio. Hay 3 retenes en Rioja Baja, 4 entre el Valle del Iregua y el Valle del Leza, 2 en el Valle del Najerilla y 3 en el Valle del Oja-Cárdenas, la zona de Rioja Alta”, especifica Patricia Ilundain, directora general de Biodiversidad.



LABORES PRINCIPALES
Ilundain divide el trabajo de este grupo en tres actuaciones principales: la disminución del combustible, la selvicultura preventiva y la red viaria. La primera labor guarda relación con la supresión de la continuidad vertical, es decir, árboles con ramas que llegan a ras de suelo, arbustos, matorrales, etc., y la horizontal, entre ellas, “la densidad que hay de arbolado o las copas que tocan unas con otras” y que podrían propagar el fuego de un árbol a otro.


La directora general de Biodiversidad del Gobierno de La Rioja, Patricia Ilundain, y el agente forestal Paco Guzmán · V. Ducrós (GENTE)    Todo esto se hace en unos puntos críticos, en unas zonas denominadas “de oportunidad”, es decir, “las que se hallan en la interfaz entre la zona urbana y agrícola y la zona forestal. Son áreas donde esa discontinuidad se hace de forma más intensa y sirve no solo para parar el incendio o que progrese más lentamente o con mayor dificultad, sino también para que los medios puedan acceder y desde ahí apagar los incendios”.


    La selvicultura preventiva cumple dos funciones. “A la vez que haces un clareo, es decir, eliminas los pies más defectuosos, débiles o delgados, y ayudas a que esa masa forestal sea más madura y estable, previenes los incendios”. Ilundain reconoce, en cuanto a la red viaria, que “se mima mucho y se invierte mucho. Hablamos del acceso no solo de vehículos todoterrenos, sino también de la autobomba, que necesita ciertas dimensiones para poder entrar, salir y girar con seguridad y que no se quede atascada, o de un ‘bulldozer’ al que tiene que llevar hasta la zona un camión góndola, que tiene ciertas dimensiones”.


    La inversión en 2018 en mejora de pistas forestales ascendió a 995.331 euros y se actuó en 163 kilómetros. En tratamientos selvícolas se gastaron 760.990 euros en 482 hectáreas, mientras que se destinaron 488.647 euros en la creación y el repaso de cortafuegos, áreas cortafuegos y fajas auxiliares, en una actuación que afectó a un total de 352 hectáreas.


    Para la directora general de Biodiversidad la mejor manera de prevenir los incendios es que “haya vida en los montes y que se fije la población en la sierra”. Por ello, en las 200.000 hectáreas de montes de utilidad pública que existen en La Rioja, “no solo se vienen haciendo inversiones en desbroces, sino también en vallado, abrevaderos e infraestructuras de apoyo a la ganadería extensiva que permite esa diversificación del paisaje que también proteje”. De ahí que desde la Consejería de Sostenibilidad y Transición Ecológica se persiga un equilibro entre “combatir la despoblación rural, conservar la biodiversidad y luchar contra el cambio climático”.


CONCIENCIACIÓN CIUDADANA
Tanto Guzmán como Ilundain coinciden en la importancia de la concienciación ciudadana. En 2018 se produjeron en La Rioja 35 incendios y se quemaron 122,77 hectáreas. Ilundain, al respecto, remarca que “el dispositivo actual que tenemos es muy potente”. La detección, en el primer momento, es “una de las razones fundamentales por la que conseguimos atajar los incendios casi en fase de inicio”. Una alerta que llega no solo desde las torres de vigilancia con los agentes forestales, sino también con el aviso ciudadano. “Esto nos ayuda y animamos a que siga siendo así”.


    Ambos también subrayan la importancia de mantener los montes sin basuras. “No puede haber un servicio de recogida metro a metro dentro del bosque. Es algo imposible. Es cierto que la gente se va concienciando y se va llevando lo que utiliza para almorzar en su propia mochila”, reconoce Ilundain. “Es algo cultural y educativo, que tiene que partir de la ciudadanía. Debe entender que la limpieza de los montes parte de uno mismo”, concluye Guzmán.

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