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Los niños empiezan a desarrollar síntomas de estrés ante los estudios

La pedagoga María Campo apuesta por una jornada de 8 a 16.30 horas

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"Hay muchos niños que se meten a la cama excesivamente acelerados, porque no han tenido ese momento de estar relajados y tranquilos"

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Virginia Ducrós · GENTE en Logroño
21/2/2020 - 04:59

“Uno de los objetivos que se trabaja en muchos países europeos y con los que se empieza o se quiere trabajar también aquí en España es que los niños no salgan tan tarde del colegio”, relata María Campo, licenciada en Pedagogía y docente del Máster Universitario de Orientación Educativa Familiar de la Unir. En Europa, además, se está adelantando la entrada de los niños a los centros educativos porque “está comprobado que en las primeras horas del día el rendimiento es mejor que, lógicamente, conforme va pasando la jornada, cuando el cansancio es mayor”.


    Para ella, una jornada más productiva pasaría por adelantar el comienzo de las clases, aunque con matices. Porque para esta licenciada en Pedagogía un buen horario sería de 8 a 16 o 16.30 horas. “Con este horario conseguimos cubrir, un poco, todos los aspectos: empezamos antes la jornada, por lo que rendimos más; tenemos un pequeño decanso a mediodía, para evitar esas últimas horas de la mañana que son costosas y en las que se aprovecharía para comer, de cara a poder conseguir luego un buen rendimiento otra vez;  y a la vez salimos a una buena hora”.


    Ello implica un cambio de mentalidad y de la rutina diaria. Porque “estamos viendo cómo los niños llegan a casa muy tarde y muy cansados”. Y Campo alerta de que cada vez hay más pequeños con dificultades de aprendizaje y se aprecia en ellos síntomas de estrés. “Tenemos unos niños con una ansiedad ante los estudios muy importante”. Llegan a casa tarde y aún tienen por delante los deberes “y están cansadísimos. Eso les genera ansiedad. Además, en los hogares hay mucha tensión, porque es llegar, ducha, deberes, cenar...”. Y donde se supone que debería haber más estabilidad y tranquilidad, se da una mayor inseguridad generada por el estrés. “Todo provocado por la falta de tiempo. Y eso va en contra del bienestar del niño”.


    Y va más allá al asegurar que “hay muchos niños que se meten a la cama excesivamente acelerados, no han tenido ese momento de estar relajados y tranquilos”. Por ello cree que una buena opción sería finalizar las clases hacia las 16.30 horas, con posibilidad de hacer una actividad extraescolar. Todo ello con el objetivo de que para las 18 horas pueda estar en casa y poder disponer de tiempo para ellos mismos y en familia. “¿Qué sucede? Que para eso es necesario que exista una unión entre el horario escolar y el laboral o familiar”.  Algo que, de momento, no se da. Y a las 20.30 horas que llegue el momento de su descanso. “Y en muchas ocasiones es a la hora a la que llegan a casa”.


    “Es interesante analizar un poco cómo la conciliación y el estrés familiar afectan al rendimiento, además de si hacemos una  jornada continua o no”, concluye.

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