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PLAN DE REALOJO SIN CONCLUIR EN HORTALEZA

Inseguridad en la larga espera de la UVA

Los problemas de convivencia, con unas 50 viviendas okupadas, son la principal preocupación de los 400 vecinos pendientes de 'mudanza'. José Manuel Cáceres lleva 20 años esperando.

Archivado en: UVA Hortaleza

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Las casas antiguas de la Unidad Vecinal de Absorción, construidas en 1963, contrastan con los bloques levantados desde los 90·L. E. S./GENTE

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gentedigital.es/Patricia Costa
10/5/2013 - 08:40

Recién llegados de Granada y Jaén, Francisca y Miguel, ella ama de casa, él celador del antiguo Hospital de San Carlos, en la calle Atocha, vivieron en las chabolas de La Elipa sus primeros años en la capital. A principios de los años 60 llegaría la expropiación, por las obras de la M-30, y su mudanza a la Unidad Vecinal de Absorción (UVA) de Hortaleza, 1.104 viviendas creadas para combatir los asentamientos en la periferia. En aquel nuevo hogar, de 40 metros cuadrados, por el que pagaron 104.000 pesetas, todavía reside uno de sus cuatro hijos, José Manuel Cáceres.

Desde hace más de 20 años, ya fallecidos sus padres, él es el que lucha ahora para trasladarse a alguno de los inmuebles incluidos en el plan de realojo iniciado en los 90, sueño compartido con otros 400 vecinos pendientes todavía de trasladarse a una casa digna. "Hemos tenido muchas promesas incumplidas. En el 98 nos dijeron que nos trasladarían en 2002, luego nos comentaron que en 2006, y así estamos", explica Cáceres, que vive en la calle Abarzuza. Desde que en 1995 se entregase el primer edificio, acogiendo a 36 vecinos, y hasta 2012, cuando se mudaron las últimas 162 familias a los nuevos pisos de trece alturas, han sido realojadas un total de 598 personas. Es decir, que quedarían más de 500 por reubicar, pero a esa cifra hay que restar los propietarios fallecidos. "Nuestro principal problema es la seguridad y la convivencia. Cuando la gente fallece tapian las viviendas, pero luego vienen los okupas, los okupas malos, gente con cara, no familias que lo necesitan, por eso se producen muchos enfrentamientos. Ahora mismo habrá unas 50 viviendas okupadas", añade José Manuel. Con él coincide Susana Hernández, que reside en otro de los inmuebles antiguos junto a su marido y sus dos hijas. "Te da miedo dejar la vivienda hasta para irte al pueblo en verano, sobre todo ahora con los desahucios. La gente da la patada y se mete, retrasando las obras, ya que con ellos dentro no las destruyen", señala.

Los últimos en ser realojados pagan así todas las consecuencias. "El barrio se ha quedado en un estado lamentable, con casas cortadas por la mitad y mucha suciedad, barrotes oxidados... Nos chupamos todas las obras, la polvareda de todo este descampado, el barro cuando llueve... Pero, sobre todo, lo peor son los problemas que tenemos con la luz o para cambiar un calentador, por ejemplo, al tener techos con menos de dos metros de altura", denuncia esta residente en la calle Abegondo.

Y en estos momentos, todavía faltan por construir y entregar varios inmuebles de la UVA. "Van haciendo las casas con cuentagotas. Ahora faltaría una torre que ni siquiera se ha empezado a levantar, y eso que tienen cuatro parcelas libres para construir. Al parecer hay problemas porque pasa el Metro por debajo", apunta este vecino, de 43 años. Confía en mudarse antes de 2016, la última fecha "prometida", parcheando así la impotencia que genera la muerte de titulares que jamás podrán estrenar sus casas nuevas.

Entre 100 y 400 euros mensuales
Entre 1,82 euros -los primeros en llegar, en los años 60- y 40 euros -los últimos-. Esta es la cantidad que pagan mensualmente las personas que todavían residen en las viviendas antiguas de la UVA y que mantienen un contrato de alquiler con el IVIMA. Una vez realojados, estos vecinos firman un nuevo contrato de alquiler por siete años, que oscila entre 100 y 400 euros mensuales, un periodo a partir del cual tendrán opción a compra.

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