"Un torero es mucho más que un cliente"
Antonio López ultima los detalles de los trajes de luces que vestirán las principales figuras en la Feria de San Isidro. Alejandro Talavante saldrá al ruedo con azabache y brocados o azul y oro.
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Antonio López, en su sastrería de la calle Aduana·Fotografía: Chema Martínez
gentedigital.es/Patricia Costa
17/5/2013 - 09:39
Traje de luces con tejido brocado y azabache. Así saldrá Alejandro Talavante a la plaza de Las Ventas este sábado, muy probablemente. Una segunda opción que baraja para encerrarse con los seis victorinos en la Feria de San Isidro sería vestirse de azul y oro. "Estuvo hace un par de días por aquí y todavía no lo tenía muy claro. Es muy esperanzador, muy joven, tiene un reto muy grande por delante y quiere impactar, se lo juega todo. Aunque también es cierto que antes las encerronas sólo las hacían quienes necesitaban subir de categoría", explica Antonio López sin separarse de su cinta métrica.
Visitamos la Sastrería Fermín, en el primer piso de la céntrica calle Aduana, fundada en 1963 por su propio hermano. A ella se incorporó Antonio en 1968, concluidos ya sus estudios de corte y confección y dando continuidad así al oficio iniciado por las mujeres de su familia, su propia madre, bordadora de profesión. Y aquí se visten todavía las principales figuras del toreo.
Entre ellas José María Manzanares, que el próximo 24 de mayo volverá a Las Ventas para compartir cartel con Sebastián Castella y Alejandro Talavante, tras su corrida inicial del día 16 junto a Morante de la Puebla. A este último, "cliente desde que era novillero, como muchos otros", le han preparado para la feria un traje negro y plata y una segunda opción en púrpura y oro.
Dentro del taller, una de las bordadoras que conforman el equipo desde hace quince años coloca con extrema paciencia las últimas muletillas en el vestido de Manzanares. Mientras tanto, Antonio muestra el traje que luciría Jiménez Fortes en su confirmación, hecho con terciopelo azul marino y plata y colocado ya sobre el maniquí para los últimos retoques. En su elaboración han podido intervenir, tranquilamente, una decena de personas (entre ellas cordoneras y guarnicioneras), de las 18 que trabajan por turnos en Sastrería Fermín durante los nueve meses de mayor actividad en el negocio.
Todos estos diseños los contemplará Antonio en el coso posteriormente, in situ, "nunca por televisión", con la preocupación y la inquietud de quien ve lidiar "a un torero que no es sólo un cliente. Has hablado con él, te ha contado sus temores, sus ganas de triunfar...". En definitiva, han sido muchas las horas previas compartidas en el probador.
Y allí, en la plaza, este amante de la alta costura se repetirá una y otra vez que "el toro es lo más importante, y prevalecerá ante el torero, del mismo modo que el torero prevalece ante el modisto", explica el sastre, formulando su pequeña crítica al intento de la alta costura por introducirse en el mundo taurino.
Una filosofía, la del protagonismo de quien diseña, que nada tiene que ver con esta empresa familiar, responsable también de reparar los rotos y los descosidos finalizados los festejos, dándole una nueva vida a estas joyas de algodón y nailon que pueden rondar hasta los 6.000 euros. "Salir a la plaza puede ascender a los 10.000 euros hoy en día, pero piensa que cada traje tienen unas doce puestas", matiza Antonio. Puestas que además no pasan de moda "porque lo más bello de esto es el tradicionalismo". Aquí a la innovación se le deja tan sólo un estrecho margen de maniobra.
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