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exposición 'telefonistas. el mundo en sus manos'

Las 'investigadoras' del cuello 'baby'

La Fundación Telefónica homenajea a las primeras mujeres que se colocaron al frente de las centralitas y las clavijas. En las vitrinas se exhiben su uniforme y herramientas de trabajo.

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De izquierda a derecha, Mari Carmen Palomar, Juana Casado (sentada) y Ángeles de Miguel

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gentedigital.es/Patricia Costa
31/10/2014 - 09:58

"En esta parte de abajo teníamos el '09', el número que marcaba el abonado para pedir la conferencia. Entonces, se encendía esta lámpara, y preguntábamos qué población deseaba". Así recuerda su trabajo diario Juana Casado, sentada en una centralita 7.200 y sujetando el par de clavijas que dominó durante tantos años. El aparato en cuestión se encuentra en la exposición Telefonistas. El mundo en sus manos, una muestra que pretende homenajear a mujeres como Juana o su colega Ángeles de Miguel.

Con ellas recorremos algunas de las vitrinas dispuestas en el Espacio Fundación Telefónica (C/Fuencarral, 3, planta 2), que exhiben desde el uniforme azul marino con cuello 'baby' blanco que las telefonistas debían vestir como unifome; al microplastrón que todas llevaban puesto para establecer las comunicaciones; o el calculógrafo con el que establecían las tarifas.

Pero antes de ejercer dichas funciones debían superar varios exámenes. "Había una prueba para medir la longitud de los brazos y saber si dentro del cuadro llegabas a los diferentes sitios. También nos enseñaban a deletrear con unas claves propias", recuerda De Miguel. "Además, te daban un mapa mudo y te preguntaban a cuántos dedos estaba, por ejemplo, Barcelona de Madrid", apunta Mari Carmen Palomar, otra telefonista. Ella entró en la compañía Telefónica en 1966, como mensajera. "Mis padres decían que les había tocado la lotería, porque ya era considerada una empresa muy importante y, a mis 16 años, aquello era lo más", reconoce.

Llamadas de negocio

En aquella época, todas las centralitas tenían voz femenina, pero eran ellos, los hombres de negocios, los que llamaban, los que usaban este medio de comunicación. "Sobre las cuatro de la madrugada, los asentadores de pescado comenzaban a llamar a los puertos de Galicia y de Santander para saber qué ejemplares les mandarían, por ejemplo", explica Casado.

Esto ocurría entre semana, pero el servicio era mucho más distentido los sábados y domingos. "En festivo llamábamos a los cuarteles de Madrid, a los soldados, y les decíamos que estábamos en un colegio. Entonces nos preguntaban que a qué hora salíamos y esas cosas. Para colgar, hacíamos sonar un timbre ficticio y les decíamos que nos llamaban las monjas...", comenta Juana con una amplia sonrisa.

"Y cuando había poco servicio y sonaba el teléfono, a veces respondíamos 'Ave María Purísima', y claro, el abonado colgaba directamente", añade Ángeles. Bromas aparte, valoran también el papel que ejercieron en una época en la que el teléfono era todo un artículo de lujo y las comunicaciones difíciles. "Hacíamos hasta de investigadoras, utilizando muy pocos datos para poner en contacto a dos personas", concluye De Miguel. 

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